San Sebastián, un viaje iniciático al universo gastronómico más completo del mundo

San Sebastián es elegante, vestida de fachadas señoriales y edificios de piedra hurtada al monte Igueldo para adornar una ciudad que empezaba a crecer al amparo de la Reina María Cristina. Donosti es sensorial, y en ella el urbanismo alcanza cotas de perfección. De Ondarreta a Gros y de La Concha a Anoeta, cualquier edificio, plaza y calle, compiten en belleza con el siguiente.

El Sagrado Corazón bendice y abraza la ciudad desde lo alto del monte Urgull, Debajo, el puerto pesquero, mantiene su característico aroma marinero y viejo, de casas humildes, ermitas de encanto y restaurantes populares donde comer buen pescado.

Pero la belleza de San Sebastián se completa al hacerse el universo gastronómico más completo del mundo. En sus platos y en sus cocinas, en las interminables barras de pintxos donde como en una gran pasarela se exhiben pequeños bocados de lujo. En algunos de los mejores restaurantes del mundo, máxima expresión de la cocina actual. En sus tiendas de comestibles, bien provistas de la mejor verdura y una fruta casi de cuento. En casi cualquier bar donde como en Divinum siempre tendrán buena tortilla. Los suculentos desayunos a base de buen café y grandes tostadas de varios dedos de grosor, untadas de buena mantequilla francesa y mermeladas exquisitas. Las baguettes, de más de medio metro de pan crujiente, poca miga y tostado perfecto, así como unos croissants de mantequilla deliciosos en casi cualquier panadería.

En Don Serapio, hacen gala de ‘kultura gastronómica’ en una magnífica tienda de barrio donde comprar la mejor calidad en embutidos, quesos, frutas, verduras y chuletones. Los bocatines de jamón para llevarte a la playa y tomar de aperitivo son finos y buenísimos. Siempre que vengo a San Sebastián es obligatorio pasar por Oyarzun, a probar bien sus deliciosos bombones y trufas, las exquisitas tartaletas, su rica bollería, o su extraordinaria pastelería.

Como no podrás evitarlo y caerás por el Casco Viejo a tapear, te recomiendo alguno de los que más me gustan a mi, estaciones también de parada obligada: las tapas de autor conceptuales de Zeruko, como su ya popular hoguera, son para nota. La Cuchara de San Telmo, un lugar ya mítico, casi de culto, por su extraordinario foie y su tierna y sabrosa carrillera. En Borda Beri, solo hay tapas calientes, de cocina. Impecables, perfectamente ejecutadas y donde bordan casi cualquier cosa. Mira a tu alrededor y déjate llevar por la vista y el olfato de los excelentes pinchos que salen continuamente de la cocina.

Entre semana, los miércoles, la gran mayor parte de los bares de la ciudad participan en ‘Pincho Pote’, una iniciativa en la que por el increíble importe de 1,5€, tomas un vino y un pincho. No te lo pierdas, un chollo.

Si puedes apúntate para acompañar a Pedro Subijana al mercado antes de sentarte a la mesa de Akelarre frente al Cantábrico, así, la experiencia gastronómica será completa.