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Los restaurantes de carretera y los platos por los que deben parar
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Los restaurantes de carretera y los platos por los que deben parar

Antes en carretera se paraba donde lo hacían los camioneros, señal infalible de comer abundante, bien y barato. Hoy inundados por áreas de servicio de cocina artificial es necesario tener referencias

Foto: La Cueva. Croquetas. Foto: Capriles
La Cueva. Croquetas. Foto: Capriles

Viajamos habitualmente y siempre que podemos, por carretera, aunque tardemos más o, precisamente por eso, para no perdernos detalles, paisajes, fotos que no vuelven a repetirse, y sobre todo por viajar a nuestro ritmo, salir cuando nos apetece y llegar a destino cuando no importando la hora hemos disfrutado del trayecto. Antiguamente se paraba a comer donde lo hacían los camioneros, era señal de que se comía bien, abundante y barato. Hoy las zonas de servicio, de cocinas y productos ‘artificiales’, todos iguales, han desvirtuado esta señal. Sin embardo, tenemos una serie de lugares fetiches en los que parar a tomar algo y que compartimos con uds. por si lo consideran y deciden disfrutan de su próximo viaje.

La Cueva

De camino por La carretera de la Coruña o la de Burgos, si circulamos a su altura, giramos el volante para desviarnos y probar sus exquisitas croquetas, de bechamel trabajada a conciencia para dejarla blanda y cremosa. Muy buena la tortilla con chorizo, uno de sus clásicos. El restaurante decorado con encanto, cuida muchísimo la cocina de productos locales y recetas caseras.

Alar del Rey, Palencia

Borleña

Siempre que puedo incluso cuando más crudo es el invierno y viajamos a Santander, no puedo evitar cruzar el Puerto del Escudo, unas veces nevado, las más con densa niebla que solo deja ver un par de metros y otras despejado para ver la grandiosidad del pantano del Ebro. En todo caso, es la excusa para detenernos en el Mesón de Borleña. Un establecimiento que hemos visto crecer, y que ahora Begoña y su marido Domingo han heredado para renovar su gran cocina tradicional, modernizándola para estar a la altura; pero su ternera guisada, sigue siendo un referente y la más tierna y sabrosa que hayamos probado. Merece una parada.

Borleña, Cantabria.

La Majada

En los viajes a Extremadura, Sevilla, Cádiz y Portugal, tomamos la Ruta de la Plata para enfilar cómodas rectas entre dehesas de color tostado, pobladas de encinas de copas verdes que resaltan en las llanuras que se abren a ambos lados de la carretera y bajo las cuales pasta el cerdo ibérico. Cuando vemos el silo de grano que señala su posición, estemos cansados o no y tengamos hambre o no, paramos a probar su tortilla, los quesos y la tostada de jamón con tomate y si el tiempo lo permite, sus carnes sobre todo la caza.

Km 259 de la A-5

CalTrave

Sin duda el mejor restaurante de carretera, aunque por hacerle justicia, su calidad y categoría exceden en mucho esta clasificación, es un gran restaurante. Muchos de los productos que sirven en la mesa, son cultivados y elaborados por ellos mismos, desde el pan hasta el aceite y vinos excelentes con su propia etiqueta. Cualquier verdura es magnífica y las carnes a la brasa sobresalientes. Si a ello añadimos la amabilidad y profesionalidad de la familia, el desvío cuando vamos o venimos de Catalula se convierte en obligatoria.

Solibella, lleida

El Lagar de Milagros

El sustituto y competidor natural del Landa en la carretera de Burgos. Lechazos inmejorables, más ajustados de precios y la yema de huevo sobre morcilla curruscante de la tierra.

Milagros, Burgos.

La perdiz.

Poco después de comenzar a descender Despeñaperros, un antiguo refugio de cazadores, es la parada a mitad del viaje a Andalucía. Reponer fuerzas probando el imbatible paté de perdiz y los escalopines de venado. Si en Jaén el aceite es especial, el de aquí es de cosecha propia, las aceitunas de los olivos del hotel.

A-4 Km 268. Jaén

Viajamos habitualmente y siempre que podemos, por carretera, aunque tardemos más o, precisamente por eso, para no perdernos detalles, paisajes, fotos que no vuelven a repetirse, y sobre todo por viajar a nuestro ritmo, salir cuando nos apetece y llegar a destino cuando no importando la hora hemos disfrutado del trayecto. Antiguamente se paraba a comer donde lo hacían los camioneros, era señal de que se comía bien, abundante y barato. Hoy las zonas de servicio, de cocinas y productos ‘artificiales’, todos iguales, han desvirtuado esta señal. Sin embardo, tenemos una serie de lugares fetiches en los que parar a tomar algo y que compartimos con uds. por si lo consideran y deciden disfrutan de su próximo viaje.

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