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La imperial Budapest y la cocina magiar
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La imperial Budapest y la cocina magiar

Budapest compite en belleza con París, Praga o Roma, y su cocina se adereza con paprika para dar potencia y sabor a los productos frescos que crecen en sus huertas a lo largo del cauce del Danubio

Foto: Budapest
Budapest

El Danubio discurre entre la bella Buda alzada entre colinas y bosques; y Pest que se extiende en una llanura de imponentes edificios. Ambas orillas están conectadas por nueve puentes, el más antiguo es el de Cadenas, que unen pasado y presente en una única Budapest. Hay que subir a la Ciudadela en el Monte Gellert, en funicular o en un divertido ‘tuk tuk’ para adentrarse en el corazón de Buda y desgranar las piezas del cuadro medieval que se contempla desde Pest. El barrio Tabán del que apenas quedan huellas de su pasado bohemio y literario donde autores como Sándor Márai desarrollaban su talento, evoca para algunos al Montmatre parisino. Lucen con esplendor el Palacio Real y sus jardines, la Iglesia de San Matías, el Palacio Sándor y el Bastión de los Pescadores rodeado de bares y restaurantes de magníficas vistas y terrazas para tomar un Tokaji, vino húngaro, antes de cenar en el encantador Café Pierrot.

Con la noche las luces se concentran en la orilla de la animada y bulliciosa Pest, desde donde parten barcos que surcan una pequeña porción del Danubio con románticas cenas y mejores vistas de edificios bien iluminados como el Parlamento, que se puede visitar durante el día. Calles comerciales como Váci Utca y la gran Avenida Andrássy, declarada Patrimonio de la Humanidad, que une la comercial y concurrida Plaza Isabel con la Plaza de los Héroes en la zona residencial, elegante y tranquila de villas y pequeños palacios donde también residen embajadas y en su día, el mismísimo Franz Liszt. Muy cerca, uno de sus famosos balnearios Széchenyi y uno de sus históricos restaurantes, Gundel.

Budapest vive su particular revolución culinaria a pie de calle con terrazas y comida callejera y hasta la cultura de la tapa, desde hace apenas cuatro años. El mismo número que estrellas Michelin tiene repartidas entre sus restaurantes como el famoso Onyx. Hay que visitar el Mercado Central para conocer sus ingredientes frescos, algunos heredados de los antiguos pobladores del este, los magiares. Su reconocido salami, el famoso foie de ganso, quesos tipo requesón, cereza negra, cgoosberry, colinabo y el pimiento en todas sus variantes y colores. A todos les dan el nombre de ‘paprika’ y sorprende comprobar que cuelgan por todas las tiendas de ‘souvenir’ de la ciudad.

En la planta superior, hay artesanía local, bares y cantinas como La cuchara de Palo con música en directo y auténtica cocina húngara donde el plato protagonista es el ‘Goulash’, un guiso de ternera, patata, verduras y paprika. Otros como ‘lecsó’ parecido al pisto; ‘rackott krumpli’, patatas horneadas con huevo, queso y salsa con eneldo; ‘töltött káposzta’, bolitas de carne con arroz y el típico ‘tejföl’, crema de nata; los ñoquis o ‘nokedli’ acompañan carnes rojas y aves, o pescados como la perca del Lago Balatón. Para probar su dulce favorito, ‘Somlói galuska’, nada como en la legendaria pastelería Gerbeaud.

Entre palaciegas fachadas y tiendas de lujo, está el Café Lotz que ocupa un noble salón decorado con delicados frescos que coronan el edificio de varias plantas ocupadas por la conocida librería. Por la noche, la ruta se impone en Gozsdu-udvar y la calle Kazinczy con los ‘bares-ruina’, antiguas casas con una singular decoración y buen ambiente para tomar una copa por poco más de 2 euros o ‘pálinka’ licor típico. El más conocido es Szimpla, también sirven comida y se transforma en mercadillo o sala de conciertos.

Hasta el 22 de octubre, Iberia conecta Budapest y Madrid con seis vuelos semanales.

Café Pierrot. Fortuna,14. 1014 Budapest.

Szimpla. (Bar-ruina). Kazinczy, 14. Budapest.

Pastelería Gerbeaud. Vörösmarty tér 7-8, 1051 Budapest

IBEROSTAR Grand Hotel Budapest. Október 6. 1051 Budapest

El Danubio discurre entre la bella Buda alzada entre colinas y bosques; y Pest que se extiende en una llanura de imponentes edificios. Ambas orillas están conectadas por nueve puentes, el más antiguo es el de Cadenas, que unen pasado y presente en una única Budapest. Hay que subir a la Ciudadela en el Monte Gellert, en funicular o en un divertido ‘tuk tuk’ para adentrarse en el corazón de Buda y desgranar las piezas del cuadro medieval que se contempla desde Pest. El barrio Tabán del que apenas quedan huellas de su pasado bohemio y literario donde autores como Sándor Márai desarrollaban su talento, evoca para algunos al Montmatre parisino. Lucen con esplendor el Palacio Real y sus jardines, la Iglesia de San Matías, el Palacio Sándor y el Bastión de los Pescadores rodeado de bares y restaurantes de magníficas vistas y terrazas para tomar un Tokaji, vino húngaro, antes de cenar en el encantador Café Pierrot.

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