El pixín rebozado de La Parrera, en Llanes

La señorial villa asturiana de Llanes mantiene su impronta de lugar donde los potentados que hicieron fortuna en Américalevantaron imponentes casonas, muchas casi palaciegas, las conocidas como casas de indianos, que siguen asombrando a los paseantes y que se mantienen como una de sus principales señas de identidad. Unas siguen en pie, firmes, cuidadas y espléndidas; mientrasotras, las menos, se encuentran arrumbadas, desvencijadas y descuidadas. Conservan, sin embargo, el espendor imponente de épocas pasadas que revelan la categoría que un día tuvo la villa ydonde cada verano acude 'gente bien' del interior de la meseta a disfrutar de sus playas y sobre todo de su rica gastronomía.

Tras atravesar Llanes, a unos kilómetros hacia el occidente conduciendo por una estrecha y sinuosa carretera, se aparece una vista asombrosa en la que a una iglesia de paredes blancasde estilo cisterciense, leprecede un silenciosoy mudopero imponente cementerio, que franquea la vista de la iglesia como si de la proa de un navío se tratase. Al doblar la siguiente curva, a mano izquierda, uno debe de prestar atención si no quiere saltarse la entrada al restaurante La Parrera

La Parrera es un pequeño restaurante de carretera secundaria, cuyo comedor se agranda con una magnífica terraza que ocupa todo el frente de la fachada y que aún en los días amables de otoño, que son muchos, se puede aprovechar. De hecho se llena a diario. Hay que entender que aquí se viene a comer bien y a precios muy razonables. El lugar es agradable, sobre todo la mencionada terraza; pero el servicio está a años luz de lo que se puede denominar profesional. Lo dicho, no se puede pedir 'peras al olmo'. Se viene a comer y a dísfrutar de alguno de sus platos.

El marisco es muy bueno, lo mantienen fresco y vivo en sus acuarios. Extraordinarios bogavantes azulados del Cantábrico, buenas las almejas a la marinera y ricas las andaricas. La ensaladilla es un tanto basta pero correcta, y las verdinas con mariscosorprenden. Bien cocidas, blandaspero con cuerpo y con el sabor profundo y largo del marisco que incluyen generosamente en la cazuela, y cuyo guiso va ligado con una salsa de una densidad correcta y sabrosa. El arroz con calamares en su tinta es muy bueno y uno de los platos que hay que pedir. El grano del arroz suelto y perfectamente cocido, y los calamares de textura absolutamente tiernos y muy ricos. Un plato redondo.

En todo caso y siendo buenos los platos mencionados, como diria la guía roja, "merece la pena desviarse" únicamente para probar su pixín (rape) a la romana, o al estilo Tazones-es decir, rebozado-;es extraordinario. Un plato para, una vez acabado, volver a pedir otro. Se prepara en rodajas muy finas, con un rebozado finísimo, frito y aligerado de grasas y de un sabor que se queda en la boca un buen rato. La ternera asada también merece la pena, buena carne y salsa bien ligada.

Restaurante La Parrera. C/ Niembro.Llanes.Asturias