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San Sebastián, gastronomía en constante renovación
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San Sebastián, gastronomía en constante renovación

San Sebastián, la ciudad de impecable edificación y urbanismo, capital de la gastronomía, se renueva y recrea nuevos espacios donde comer y beber a un gran nivel

Foto: Foto:  efe/juan herrero.
Foto: efe/juan herrero.

Estos días el río Urumea baja henchido y crecido tratando de tocar, uno tras otro, los magníficos puentes que unen la ciudad de San Sebastián. Una ciudad de una belleza única, que no admite errores ni diseños fallidos en un urbanismo trazado de forma singular, en la que edificios, plazas, y calles; son de una belleza que en nada envidian los barrios más emblemáticos de París; fachadas señoriales, portalones de madera que anuncian la entrada a casas de categoría. Casas alineadas en la margen izquierda del Urumea que van creciendo en esplendor, hasta llegar al clímax con el hotel María Cristina y el teatro Victoria Eugenia, enfrentan su clasicismo atemporal al moderno Kursaal.

San Sebastián es, al menos, la capital gastronómica de España. Sus restaurantes con estrella Michelin abanderan una cocina de vanguardia, que han sido punta de lanza de la cocina española en el mundo, marcan el rumbo de una línea de restaurantes que, más allá de reconocimientos oficiosos, gozan del favor del público al ofrecen una cocina de gran calidad para los que gustan de comer bien y en cantidades generosas. Los pintxos que durante años se circunscribían a Lo Viejo, han traspasado esos bordes para lucir esas impresionantes barras repletas de esa alta gastronomía en miniatura en el barrio de Gross.

San Sebastián es una ciudad en constante evolución gastronómica, en la que la calidad de los nuevos locales y su propuesta culinaria, se renueva casi a diario, manteniendo las tradiciones de siempre y mostrando y liderando nuevas e interesantes propuestas.

Essencia wine bar & store (Zabaleta 42), en segunda línea tras la playa de Gross. Un gran bar de vinos seleccionados por Dani Corman, cuya debilidad por los vinos de Jerez permite beber algunos grandes vinos de esta tierra. Su oferta alcanza tanto etiquetas nacionales como foráneos y lo mejor es que sus precios son casi de bodega. Para comer raciones a base, sólo, de buen producto: tostas de anchoa o bonito en pan de cristal, muy buena tortilla de patata, una ración de jamón o de cecina servidas originalmente sobre lías de barril. Alcachofa con cecina, gambón a la plancha con vinagreta y morcilla de Cardeña.

Aunque en el norte la mayoría de las cocinas son muy tradicionales, y ha sido difícil incorporar productos nuevos, aquellos procedentes de otras culturas; locales como Kasual Bar (Zurriola 4), incorporan platillos muy frecuentes en ciudades como Madrid, pero inusuales en esas latitudes. Un rico taco de cochinita pibil, pollo yakitori, ceviches de corvina o unas fantásticas croquetas de txipirones. Pero además en el restaurante se puede disfrutar de una buen menú disponible solo los fines de semana: croquetas, chacinas, pulpo y alcachofas de entrada; y como plato principal a elegir entre una merluza con salsa de almejas o unas muy buenas carrilleras con hongos y alcachofas; postre y vino por 30 euros. Al mediodía, puede elegir una de las entradas y uno de los segundos señalados por 20€.

Bar Sport (Fermín Calbetón 10) tiene un pincho de foie hecho a la plancha y con un poco de sal gorda, que dicen muchos que está a la altura del mítico foie de La Cuchara de San Telmo. Para los que prefieren una cocina más tradicional, a las afueras de San Sebastián, en el barrio industrial de Astigarraga la Sidrería Zapiain excelente y jugosa tortilla de bacalao y gran txuleta. La sidra se sirve directamente de las cupelas.

Estos días el río Urumea baja henchido y crecido tratando de tocar, uno tras otro, los magníficos puentes que unen la ciudad de San Sebastián. Una ciudad de una belleza única, que no admite errores ni diseños fallidos en un urbanismo trazado de forma singular, en la que edificios, plazas, y calles; son de una belleza que en nada envidian los barrios más emblemáticos de París; fachadas señoriales, portalones de madera que anuncian la entrada a casas de categoría. Casas alineadas en la margen izquierda del Urumea que van creciendo en esplendor, hasta llegar al clímax con el hotel María Cristina y el teatro Victoria Eugenia, enfrentan su clasicismo atemporal al moderno Kursaal.

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