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Ca Joan: la difícil elección entre carne o pescado
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Ca Joan: la difícil elección entre carne o pescado

¿Te gustan las carnes muy, pero que muy maduradas? Este puede ser tu sitio. ¿Eres más de mar adentro y de bocados marinos poco frecuentes en Madrid? También aquí podrás disfrutar

Foto: Ca Joan
Ca Joan

El nombre de Ca Joan es un viejo conocido en el mundo de los carnívoros que gustan de emociones fuertes: justo es reconocer -ahora que vivimos un momento de fervor y exaltación de la carne- que este establecimiento fue pionero, allá por 2008, en eso de apostar por someter a larguísimas maduraciones a vacas viejas y bueyes de paisano. Y lo hizo en Altea, saltándose el Mediterráneo que tenía frente a sí y logrando de ese modo una oferta diferencial de tanto local de arroz, marisco y pescado como hay en la costa alicantina.

El año pasado, Joan Abril, el empresario detrás de la marca, decidió coger sus vacas y su parrilla y plantarse en la capital. Pero aquí, con el mar a cuatro horas y la meseta por paisaje, se planteó recorrer el camino inverso: ofrecer al 'foodie' madrileño el mejor y más exclusivo producto mediterráneo.

Así pues, en Ca Joan la disyuntiva 'carne o pescado' alcanza su máxima expresión. La carne, hemos de avisarlo, no es para todos los paladares: el restaurante ofrece la posibilidad de saborear carnes con distinta fecha de maduración, de forma que mientras el comensal prudente se encontrará con un gran producto -pero similar al que pueda hallar en otras grandes parrillas-, el valiente (y adinerado) podrá comer carne de un buey sacrificado meses atrás. Eso va a suponer un cambio en la textura y el sabor, y apreciar ese sabor requiere un aprendizaje previo. En realidad, es todo una cuestión de gustos. Y el mío disfruta más con una carne menos madura en la que las notas lácteas no terminen derivando peligrosamente hacia el roquefort. Pero hay también un público deseoso de dejarse llevar, aunque sea muy de vez en cuando, por esta orgía cárnica. Todos felices.

¿Y entonces? Si no te cuentas entre los forofos de este tipo de sabores turbadores, Ca Joan merece una visita por lo que comentábamos antes: por esas delicias mediterráneas que tan difícil son de encontrar en otras mesas. Por ejemplo, las caixetes, un molusco casi imposible de hallar fuera del sur de Cataluña o el norte de Castellón y que encierra un intenso sabor a mar; también las espardeñas, los pulpitos de Cambrils, el sepionet o la gamba roja de Denia.

Ahora bien, si tienes un antojo de uno de estos caprichos marinos, te recomendamos que antes de reservar preguntes si ese día lo tienen en carta, pues aquí se trabaja el producto de temporada y se respetan las vedas.

En cuanto al precio, la mayoría de las propuestas de la carta se mueven por debajo de los 20 euros, lo que permite disfrutar de Ca Joan por un tique inferior a 60 euros. Pero si buscas estas especialidades de las que hemos hablado, ten en cuenta que el buey duplica el precio de la vaca y también que, a mayor tiempo de maduración de la carne, mayor será su precio. Por lo que respecta al producto de mar más exclusivo, el mercado marcará la minuta. Nuestro consejo es que dejes fuera los complejos, preguntes sin reparo cuánto te va a costar el homenaje y, a partir de ahí, decidas tu menú.

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El nombre de Ca Joan es un viejo conocido en el mundo de los carnívoros que gustan de emociones fuertes: justo es reconocer -ahora que vivimos un momento de fervor y exaltación de la carne- que este establecimiento fue pionero, allá por 2008, en eso de apostar por someter a larguísimas maduraciones a vacas viejas y bueyes de paisano. Y lo hizo en Altea, saltándose el Mediterráneo que tenía frente a sí y logrando de ese modo una oferta diferencial de tanto local de arroz, marisco y pescado como hay en la costa alicantina.

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