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Tse-Yang, 20 años del célebre 'chino del Villa Magna'
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Tse-Yang, 20 años del célebre 'chino del Villa Magna'

Fue el primer chino 'de lujo' de Madrid. Ahora celebra su 20 aniversario y se reivindica como uno de los grandes templos de la cocina oriental de calidad

Foto: Tse-Yang
Tse-Yang

Hoy nos toca hacer memoria. Viajar a otro tiempo en el que la anodina propuesta gastronómica madrileña seguía desperezándose sin terminar de ponerse en pie. En la década de los 90 no se había oído hablar de cocina fusión ni de lemon grass, y todo lo que tuviera una chispa de exotismo o aromas de Oriente se concentraba en el chino del barrio. Que, además, era bien barato: arroz tres delicias, rollito de primavera y cerdo agridulce por cuatro pesetas.

Y es en aquel momento cuando entran en escena dos restaurantes que apuestan por traer a Madrid una muestra de alta cocina oriental. Thai Garden (del que ya hablaremos otro dia) llevó a Jorge Juan (cuando Jorge Juan solo era una calle, no un parque temático gastro-cool) la primera oferta tailandesa y, además, envuelta en una exuberante decoración que dejó boquiabierto al personal que aún no se había sacudido la chaqueta de pana. El empresario Víctor Y-F Chu hizo algo más difícil: se atrevió a abrir un restaurante chino de calidad en uno de los hoteles de lujo más emblemáticos de Madrid y a precios 'desorbitados' según los cánones del momento. Había nacido Tse Yang, ya para siempre conocido como el 'chino del Villa Magna'.

Hoy tenemos grandes restaurantes asiáticos (entre ellos, varios japos) en los que el tique medio no baja de 50 euros, pero recordemos que, en aquellos años, no parecía fácil que el madrileño aceptara ponerse la americana para pagar cinco veces más por un menú oriental, ni que los aficionados a visitar los restaurantes de los grandes hoteles vieran con buenos ojos un 'chino'. Daba igual: Chu, nacido de padres chinos pero criado en occidente, quería unir ambas culturas y traer a Europa, y a Madrid, una propuesta gastronómica de altura. La apuesta funcionó y hoy Tse Yang celebra su vigésimo aniversario y continúa considerándose uno de los templos de la alta cocina oriental en la capital.

A lo largo de este tiempo ha renovado su cara -una decoración en la que priman las sedas y las maderas preciosas- y también, lo justo, su carta. Alguna concesión extra a la fusión y algún que otro guiño a ingredientes más europeos que orientales, pero la esencia sigue siendo la misma.

¿Qué se come aquí? Tse Yang es un restaurante chino. Es decir, que en su carta encontrarás arroces, tallarines, aves, rollitos, dumplings, platos al vapor, woks... pero tanto la calidad de la materia prima como su primorosa elaboración convierten esos platos 'de batalla' en sutiles bocados.

Tienes que probar: su oferta de Dim-Sum Gourmet se ha hecho célebre. Es uno de los ejemplos de esa fusión de la que hablábamos antes, pues están rellenos de productos como pato con foei, txangurro, huevas de salmón, boletus o shitake al aroma de trufa blanca. Oriente y Occidente en armonía feliz.

Un clásico: su pato laqueado. Es verdad que hoy lo encuentras en casi cualquier restaurante asiático, pero en pocos lugares como en este tendrás ocasión de ver la liturgia de su trinchado y elaboración con tanta delicadeza.

¿Cuánto te costará? Hay cuatro posibles menús degustación (Shangaien, Cantonés, Pekinés y Szetchuan) y su precio oscila entre 39,50 y 47,50 euros por persona. El gastronómico sube a 69,50 euros. El tique medio a la carta oscila entre 50 y 60 euros.

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Hoy nos toca hacer memoria. Viajar a otro tiempo en el que la anodina propuesta gastronómica madrileña seguía desperezándose sin terminar de ponerse en pie. En la década de los 90 no se había oído hablar de cocina fusión ni de lemon grass, y todo lo que tuviera una chispa de exotismo o aromas de Oriente se concentraba en el chino del barrio. Que, además, era bien barato: arroz tres delicias, rollito de primavera y cerdo agridulce por cuatro pesetas.

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