Sobao hecho en casa: conquista los paladares de toda la familia
Degustar un buen sobao casero nos transporta a los momentos más dulces de la infancia y convierte nuestros desayunos en la versión española de la magdalena de Proust
En pocos postres se encuentran de forma tan natural todos los sabores en el paladar. Es esponjoso, mantecoso y con una textura que se funde sobre la lengua. Lo mejor de todo: ¡es muy fácil de preparar y lo puedes hacer con ingredientes que todos tenemos a mano! Atrévete con esta sencilla receta y conviértela en un clásico de tu casa. Sin necesidad de ser cántabro o un profesional de la repostería, conseguirás hacerte muchos adeptos y te erigirás en monarca de las meriendas. Es lo exquisito de la sencillez.
Preparación: 40 min. Dificultad: fácil Coste: económico Comensales: 6
Ingredientes
- 350 g de mantequilla
- 350 g de harina
- 350 g de azúcar
- 1/2 sobre de levadura
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 4 huevos
Preparación
- Precalienta el horno a 180 ºC
- En un bol grande, bate la mantequilla reblandecida con el azúcar hasta conseguir una crema lisa.
- Añade los huevos de uno en uno sin dejar de batir para que se incorporen a la mezcla anterior.
- Echa un chorrito de esencia de vainilla para condimentar.
- Mezcla la harina con la levadura y tamízalas sobre la masa de bizcocho. Incorpóralas con movimientos envolventes.
- Engrasa un molde cuadrado con un poco de mantequilla y vierte la mezcla en él.
- Hornea 30 minutos a 180 ºC en un horno precalentado o hasta que una aguja pinchada en el centro salga seca.
El truco final
Sustituye la esencia de vainilla por ralladura de limón, anís o un chorrito de ron. Puedes elaborar el sobao en un molde más grande duplicando las medidas o en moldes individuales de papel.
En pocos postres se encuentran de forma tan natural todos los sabores en el paladar. Es esponjoso, mantecoso y con una textura que se funde sobre la lengua. Lo mejor de todo: ¡es muy fácil de preparar y lo puedes hacer con ingredientes que todos tenemos a mano! Atrévete con esta sencilla receta y conviértela en un clásico de tu casa. Sin necesidad de ser cántabro o un profesional de la repostería, conseguirás hacerte muchos adeptos y te erigirás en monarca de las meriendas. Es lo exquisito de la sencillez.