Este miércoles, la reina Isabel II presidía la apertura del Parlamento y lo hacía con la pomposidad habitual. A media mañana, la soberana inglesa abandonaba Buckingham Palace en dirección al palacio de Westminster en una carroza de oro llevando sobre su cabeza la tiara del Estado, una impresionante joya realizada con 1.330 diamantes y adornada con 180 perlas. La diadema data de 1820 y se estima que su valor puede alcanzar los 50 millones de euros.
Una vez en la abadía de Westminster, Isabel II prescindió de la tiara y la sustituyó por la Corona Imperial del Estado. Se trata de la joya más importante de la familia real inglesa y es que está realizada por 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes. Tiene una altura de 31,50 cm y pesa aproximadamente 0,91 kg. Dado su valor histórico y sus increíbles piedras preciosas, el valor de la corona es incalculable, aunque algunos joyeros la han llegado a tasar por 300 millones de euros.
Como cada año, la reina Isabel ha combinado su corona con otras joyas de gran valor: un collar de chatones cuyo precio podría ascender al millón de euros y un broche a juego.