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Los interiores del Real Sitio de San Ildefonso

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De puertas adentro
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De puertas adentro

Un recorrido por lo desconocido, aquello que no se ve pero que refleja un estilo de vida y unos valores que configuran la personalidad del Real Sitio de San Ildefonso. Esta ha sido la idea de la fotógrafa Celia de Coca, quien descubre las estancias íntimas de La Granja a través del ojo de la cerradura de un obturador en su libro 'Puertas adentro', editado por Lunwerg y con prólogo de la artista Ouka Leele. Se trata de vivir este paraje segoviano desde dentro y de respirar los siglos de herencia que han quedado anclados en sus interiores, iniciando así un viaje hasta el diseño actual. En sus páginas se muestran el atractivo y la dimensión de espacios insospechados, desconocidos e inaccesibles al público, poniendo en valor a través de perspectivas, planos e iluminaciones inusuales, las sutilezas de los materiales y las estructuras. Soluciones arquitectónicas y decorativas para espacios aparentemente imposibles, casas rehabilitadas tras siglos de abandono, edificios que en su origen fueron concebidos para otros usos como cocheras reales, cárceles del siglo XVIII, fábricas, antiguos hornos, tahonas reales, cuarteles, casas de representantes y diplomáticos de la Corte de los primeros Borbones en España, transformados hoy en espacios habitables que pertenecen a personalidades relacionadas con el mundo de la cultura y el arte.
La Casa de Fuente Infantes
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La Casa de Fuente Infantes

Sobre un terreno con un desnivel de doce metros, se alza la casa construida con materiales naturales como el granito y la madera de pino, procedente de explotaciones ecológicas en Suecia. Buscando la integración en el paisaje, la casa se diseña en dos bandas de edificación para sacar el mayor partido a las espectaculares vistas al Palacio Real. La construcción de la casa y el jardín se realizó bajo la premisa de no talar ningún árbol, manteniendo así la vegetación autóctona de endrinos, robles y encinas. La edificación mantiene la máxima transparencia hacia el bosque. Un cuidado sistema de gestión de energía mediante placas solares, entre otros medios, logran que la vivienda sea prácticamente autosuficiente en términos energéticos.
La Casa de las Puertas
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La Casa de las Puertas

Con un sabor granjeño inconfundible, este sencillo piso de altos techos conserva elementos únicos y propios de la arquitectura del Real Sitio. Aquí resuena el estilo Arts & Crafts evidente en el entarimado desnudo con ocasionales tapetes, en la decoración honesta, lejos de la ostentación con predominio del blanco y colores neutros, maderas lisas y objetos hechos a mano.D estaca la exuberante muestra de puertas originales lacadas en blanco: las hay dobles, paneladas, emplomadas con vidrio original de la Real Fábrica de Cristales, correderas que conservan su antiguo mecanismo de rodaje, con tragaluces y puertas de balcón con sus correspondientes contraventanas.
La Casa de las Troneras
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La Casa de las Troneras

La diseñadora de interiores Cristina Morales ha rehabilitado esta vivienda de la segunda mitad del siglo XVIII, convirtiendo un espacio muy compartimentado y oscuro en un acogedor y original entorno, donde se celebra un eclecticismo alegre y confiado. La decoración está inspirada en una gran variedad de fuentes para crear un resultado bello y armonioso. La casa está amueblada con piezas individuales mezclando lo antiguo con lo nuevo en un mismo esquema decorativo.
La Casa de los Mundos
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La Casa de los Mundos

De día o de noche, viendo caer la nieve sobre el jardín o el sol calentar los geranios en primavera, la piscina de esta vivienda granjeña abre sus puertas a la ensoñación. El conjunto arquitectónico comprende una casa en dos alturas con buhardilla, cocheras y un impresionante Spa. Con un estilo ecléctico en el que se mezclan los aires mediterráneos de colores rosas y verdes con columnas toscanas y carpintería de la isla de Java, esta casa invita a un viaje por el mundo. La sustitución de muros por paredes acristaladas hace que la planta principal parezca una prolongación del cuidado jardín. Las zonas comunes y dormitorios combinan mobiliario oriental con rústicos techos de viga vista y paredes en tonos rosa y salmón.
La Casa de los Perros
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La Casa de los Perros

Sobre esta finca se asienta desde el siglo XVIII lo que popularmente se conoce como la “Casa de los Perros” ya que fue el lugar de guardería de los perros de caza de la familia real. Parte de la estructura de ladrillo y mampostería de las perreras sigue aun en pie, junto a la casa construida en 1857, propiedad de los nueve hermanos Heras Riesgo. Además de unas espectaculares vistas a la Sierra de Guadarrama, desde la casa se contempla también el Palacio de Santa Cecilia.
La Casa del Ajedrez
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La Casa del Ajedrez

Minimalismo, refinamiento neoclásico y arte contemporáneo son los ingredientes de esta casa de dos plantas situada en el corazón del casco antiguo y recuperada tras años de abandono. La gestión del color, basada en una paleta escandinava de grises combinada con blanco y verde, armoniza con la aproximación minimalista en mobiliario y decoración. Priman las líneas limpias, los materiales en estado natural, las maderas pálidas como el roble y los espacios despejados propios de un diseño desahogado.
La Casa Inclinada
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La Casa Inclinada

Desde mediados del siglo XVIII y con la llegada al trono de Carlos III, se consolida el trazado urbano de los alrededores de Palacio, dando lugar a la construcción de edificios entre lo que hoy se denomina Barrio Alto y Barrio Bajo. En esta acogedora vivienda se ha querido mantener visible la huella del tiempo, patente en el acentuado desnivel del suelo. La inclinación producida por el paso de los años no ha afectado a los cimientos, pero produce un efecto curioso en los vanos de las puertas y otros elementos estructurales.La decoración de la casa se adapta al desnivel mediante el calzado de muebles y librerías en las zonas donde no se ha corregido la inclinación. En las paredes predominan las obras de arte y las esculturas de pequeño y gran formato. Piezas antiguas de vidrio, procedente de la Real Fábrica de Cristales del Real Sitio, se mezclan con modernas frascas y obras en vidrio y madera. La zona de la casa orientada al Norte, ofrece vistas de ensueño sobre los tejados del pueblo y las montañas de la Sierra de Guadarrama.
La Casa del Otoño
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La Casa del Otoño

Los Alpes en La Granja
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Los Alpes en La Granja

Esta casa, de estilo rústico señorial, típica de La Granja, surge de la unión de dos casas independientes. Para conectar las dos alas sorteando el desnivel del terreno, se construye una singular galería revestida en su interior con madera pintada de verde, a juego con el azulejo de la antehuella de la escalera. En sus estancias se descubre el amor por las cosas sencillas y la vida campestre, añadiendo algunos toques de influencia alpina. Su exterior, de aspecto serrano por la robustez de sus muros y el uso de pizarras, o la presencia de granito en los marcos de ventanas, escalinatas y suelos, contrasta con la delicada decoración del interior donde predominan armoniosas unidades decorativas. Cada rincón de la vivienda muestra esa suavidad y belleza que ha ido madurando a través de los años, en la que todo es serenidad y reposo. Las estancias están cuidadosamente diseñadas para que cada una de ellas transmita una personalidad propia.El blanco, absoluto protagonista de este dormitorio, permite dirigir la atención sobre las diferentes texturas y el mobiliario, mientras da un aspecto más liviano a los elementos estructurales.
Europa Central en La Granja
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Europa Central en La Granja

El gusto por la suavidad y elegancia de los tonos neutros -que abarcan desde el blanco níveo de las vigas, a los grises azulados y verdosos en suelos, paredes y carpinterías- marcan la personalidad de esta sofisticada vivienda. Ubicada en un entramado de angostos callejones, su colorido exterior de aspecto tradicional, muestra la influencia de los maestros de obra que llegaron al Real Sitio para construir el Palacio, recreando en este barrio el estilo popular centroeuropeo de casas de planta estrecha y tres alturas con fachadas multicolores y ventanas floridas.
La Casa Bauer
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La Casa Bauer

El palacete que en el siglo XVIII se construyó para alojar a los Gentiles Hombres de Cámara, pasó a manos de Ignacio Bauer a finales del siglo XIX, a quien debe su conocido nombre actual. El edificio cuenta con un grandioso pórtico de columnas de orden toscano, que dan paso a un cuidado jardín con reminiscencias romanas.
La Casa de la Intendencia
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La Casa de la Intendencia

Las edificaciones cercanas a Palacio fueron construidas a principios del siglo XVIII para dar alojamiento a la comitiva real, embajadores, músicos, personajes ilustres, etc. La Casa de la Intendencia albergó las oficinas y la casa del Alcalde Mayor. Posteriormente, en 1734, fue ocupada por el cargo de Intendente. También vivieron allí los médicos reales e incluso, llegó a ser una cárcel por un breve periodo. Gracias a una rehabilitación en la que se han mantenido las estructuras originales, los gruesos muros de esta casa aún están dispuestos a contar sus secretos. Los actuales propietarios han decorado su interior para dar protagonismo a las bóvedas de cañón y crucería, al granito visto en marcos de ventanas y pilares y a las vigas de más medio metro de grosor. Han conservado incluso una de las puertas originales de la antigua cárcel. Mobiliario de estilo neoclásico en madera decapada, cortinas y papel pintado a juego, con motivos vegetales, Robustas vigas de gran tamaño originales y suelos en pino Valsaín.
La Casa del Antiguo Almacén
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La Casa del Antiguo Almacén

El interiorista Juan Comyn Ribeiro ha escogido como residencia granjeña esta preciosa casa del siglo XVIII situada en el Barrio Alto. La vivienda se distribuye en dos plantas con buhardilla y cuenta con un exquisito jardín donde se respira el aire puro de las montañas con reminiscencias de corte neoclásico. En cada rincón se descubre el amor por los detalles y la búsqueda de la belleza sin pretensiones, donde reinan la sencillez y la elegancia.
La Casa de las Estaciones
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La Casa de las Estaciones

Cada rincón de esta vivienda ubicada en un edificio de finales del siglo XVIII, sorprende por su estudiada decoración. El interior es una explosión de color en el que se percibe el gusto por los detalles y el amor por una estética cálida y acogedora evocadora de otros tiempos. Para un atento observador, no pasará desapercibido el mimo con el que se ha colocado cada detalle, en la elección de los colores, texturas y formas que hacen de cada estancia un conjunto homogéneo con un estilo muy marcado. Al igual que en un museo, la casa invita a observar y detenerse en sus elementos a cada palmo que se avanza.
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