Enrique Arce es uno de los protagonistas de la nueva apuesta de ficción de Atresmedia. Atresmedia Televisión, junto a Vancouver Media, produce la primera serie española cuyo eje argumental gira en torno a un plan perfecto para cometer el atraco del siglo. 'La Casa de Papel' cobrará una mirada única y ofrecerá al público un thriller policíaco y de comedia negra. El actor, que asegura que visual y energéticamente, "la serie es una pasada", asegura que están en la 'Champions League'. 

Arce es Arturo Román. Se considera un buen jefe, un buen esposo, un buen padre y, sobre todo, un excelente amante. El actor asegura que "es el personaje más humano" que ha hecho: "Me he descubierto como actor, porque he vivido situaciones muy límite. Mi personaje es muy gratificante, pero no me va a granjear amistades y con este no voy a ligar nada". Dirige la fábrica con solvencia y siempre se muestra atento con todos sus empleados. Pero cuando el atraco comienza, el jefe no tarda en revelar su verdadera cara, la de un hombrecillo asustado y egoísta dispuesto a hacer lo que sea por sobrevivir. Muchas veces su comportamiento recuerda al de una rata intentando abandonar un barco que naufraga; otras sólo se trata de un hombre herido, hundido por la pena que siente el infiel, lleno de amor e incapaz de dejar a ninguna de sus mujeres.

Es la primera serie española cuyo eje argumental gira en torno al atraco perfecto a un banco; en este caso, no a un banco, sino nada menos que a la Fábrica de Moneda y Timbre. Un género muy comercial que se ha explotado de sobra en el cine y que en ‘La Casa de Papel’ se abordará desde una óptica muy particular contando con características propias diferenciales.

Un thriller policiaco con un atraco, un secuestro con rehenes, e incluso una historia de amor. Un golpe perfecto. Es una comedia ácida y negra… Es entretenimiento en estado puro. Y todo filtrado en positivo, con una mordaz y singular concepción de los diálogos, de las situaciones extremas y de la tensión. Una serie donde la línea roja que separa los buenos de los malos se va difuminando día a día.