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Sarasola y Tita, una boda de ensueño
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Sarasola y Tita, una boda de ensueño

Un día antes de la polémica boda (¿o no boda?) de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, Fernando, el hijo del fallecido Enrique Sarasola, y Tita, la

Foto: Sarasola y Tita, una boda de ensueño
Sarasola y Tita, una boda de ensueño

Un día antes de la polémica boda (¿o no boda?) de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, Fernando, el hijo del fallecido Enrique Sarasola, y Tita, la sobrina de Luis Astolfi, contraerán matrimonio en la finca ‘El Espinar’ en Segovia. Se trata de un lugar idílico que durante muchos años fue lugar de encuentro festivo de los amigos del empresario, entre ellos Felipe González o los ex presidentes Carlos Andrés Pérez, Julio César Turbay… En estas fiestas, el patriarca, al que sus íntimos llamaban “Pichirri”, amenizaba a los invitados cantando boleros y de despedida les obsequiaba con una cinta de casete con “sus mejores interpretaciones”, una idea que más tarde copiaría Berlusconi. Aunque en el caso del primer ministro italiano, y para asegurarse de que los elegidos habían escuchado el disco, les pedía que tararearan algún estribillo.

Sarasola padre no llegaba a esos niveles e, incluso, montaba sus propios espectáculos en ‘El Cielo’ de Pacha, la zona VIP de esta discoteca, donde más tarde su hijo Fernando fue el rey del mambo. No había jovencita de buen ver que no cayera rendida a sus encantos. Marta Sánchez, Penélope Cruz, Kika Aparicio o la modelo Alba fueron algunas de las hermosas mujeres a las que el jinete enamoró. Éstas eran las caras conocidas, aunque hubo muchas más.

El muchacho era guapo, rico, educado y galante. Es curioso como a diferencia de otros varones de currículo castigador, en el caso de Gigi Sarasola, la opinión general se resume en que era “muy romántico, generoso y detallista”. “Los regalos resultaban espectaculares, pero sin ser ostentosos”, me explica una de sus conquistas pasadas, que añade que “quizá el problema con el que se encuentre su novia Tita sea que es muy celoso”.

Para la joven sobrina de Luis Astolfi, el primer novio conocido de la Infanta Elena (que, por supuesto, está invitada a la boda), parece que este defecto lo tiene más que asimilado. Los amigos de él dicen asombrados que ella, a sus 22 años, ha conseguido lo que parecía casi imposible: “mantenerlo a raya”. El futuro marido la conoce casi desde que nació, porque desde siempre Gigi y Luis Astolfi han frecuentado los mismos ambientes hípicos y han sido compañeros de equipo olímpico, de competiciones nacionales e internacionales. La pareja volvió a encontrarse en la celebración pos boda santanderina de Carmen Martínez-Bordiu y José Campos. Se marcaron un primer baile tipo Dirty dancing, después otro y otro hasta acabar mirando la luna… Desde ese momento no se han separado y Gigi la ha paseado por medio mundo. El otro medio lo recorrerá en el viaje de novios.

Este verano, sin ir más lejos, han surcado el Mediterráneo con parada y fonda en Ibiza, en el espectacular yate de cuarenta y cinco metros de Gigi que, por cierto, dirige las empresas familiares heredadas del padre. Su hermano Quique se ha decantado por la hostelería donde ha sido pionero montando unos hoteles con encanto tipo bed and breakfast en Madrid, Barcelona, Sevilla…

El currículo de la novia, dada su juventud, es escaso. Estudia Derecho; tienen siete hermanos; una abuela estupenda y divertida que vive en Madrid y a la que visita frecuentemente; y un grupo de amigas con las que hace poco se marchó a Roma en plan despedida de solteras. Dada la edad de todas ellas más parecía un viaje de estudiantes de fin de carrera con mucho jijijaja. Tita ha elegido para su vestido nupcial un diseño de Lacroix espectacular. En cambio, la madre y la abuela se han decantado por Eduardo Ladrón de Guevara, uno de los modistos, junto a Elio Berhanyer y Pertegaz, que siguen “cosiendo” Alta Costura.

Desde antes del verano, jardineros, albañiles, decoradores, pintores y paisajistas, capitaneados por la sin par Cecilita Sarasola, preparan ‘El Espinar’. Si ya la finca es espectacular de por sí, para el día 12 de octubre puede resultar de película de amor y lujo, sobre todo en lo concerniente a vajilla y decoración floral. Respecto a los invitados, la lista es interminable. Además de la presencia de la Infanta Elena, que supongo acudirá acompañada de su marido, se esperan caras conocidas como Juan Abelló y Ana Gamazo, algún Entrecanales, los Arango, Prado, Suelves, Martínez de Irujo y hasta la sin para Ana García Obregón con su Derek. Una boda a prueba de amor y no de talonario como la de Borja y Blanca Cuesta.

Un día antes de la polémica boda (¿o no boda?) de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, Fernando, el hijo del fallecido Enrique Sarasola, y Tita, la sobrina de Luis Astolfi, contraerán matrimonio en la finca ‘El Espinar’ en Segovia. Se trata de un lugar idílico que durante muchos años fue lugar de encuentro festivo de los amigos del empresario, entre ellos Felipe González o los ex presidentes Carlos Andrés Pérez, Julio César Turbay… En estas fiestas, el patriarca, al que sus íntimos llamaban “Pichirri”, amenizaba a los invitados cantando boleros y de despedida les obsequiaba con una cinta de casete con “sus mejores interpretaciones”, una idea que más tarde copiaría Berlusconi. Aunque en el caso del primer ministro italiano, y para asegurarse de que los elegidos habían escuchado el disco, les pedía que tararearan algún estribillo.