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Las tenistas y sus estrictas gobernantas
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Las tenistas y sus estrictas gobernantas

Desde hace una semana, las ocho tenistas mejores del mundo se encuentran alojadas en el Hotel Palace de Madrid casi en régimen de internado. Nadie ajeno

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Las tenistas y sus estrictas gobernantas

Desde hace una semana, las ocho tenistas mejores del mundo se encuentran alojadas en el Hotel Palace de Madrid casi en régimen de internado. Nadie ajeno al grupo puede hablar con ellas, ni pararlas en un pasillo, ni felicitarlas por su juego, ni invitarlas a comer, ni mirarlas más de medio segundo… nada de nada. Las deportistas participan en el Master Femenino como antes lo hicieron sus colegas masculinos. La diferencia es que, mientras Federer, Nadal, Feliciano, Moyá, Nalbandián… y el resto de muchachotes iban a su aire, ellas van acompañadas en todo momento de una especie de niñeras/estrictas gobernantas que no las dejan casi espacio vital entre ellas y el resto del mundo.

Sharapova, las hermanas Williams, Ana Ivanovic, Jelena Jancovc, Daniela Hantuchova, Stevelana Kutznetsova y Anne Chakvetadze ocupan cada una de ellas una junior suite de setenta metros cuadrados con salón, vestidor, baño completo con jacuzzi y habitación con “cama celestial”. Se han bautizado así no porque vayan acompañadas del querubín de turno, sino porque están realizadas de un material especial que cuando se tumba el cliente produce sensaciones celestiales. Al menos ese es el reclamo.

Otro de los servicios con los que cuentan las tenistas es un listado con más de quince almohadas diferentes en grosor, densidad, altura, tamaño… Curiosamente, y hasta ahora, ninguna stevalana, que así las llaman en genérico a todas ellas, ha solicitado almohada diferente a las que ya existen en las suite de cada una.

Mientras permanecen en las zonas públicas van vestidas del patrocinador, es decir, de Hugo Boss. La mayoría con vestiditos cortos y nada de deportivas, taconazos como si fueran ‘Chicas Almodóvar’. No suelen bajar al comedor del hotel. Todo es a golpe de teléfono de la niñera/institutriz. El menú consiste en soja en todas las variedades posibles, pollo, zanahorias, brócoli, acelgas… De obligado cumplimiento so pena de devolución por parte de la institutriz es que lleve el sello de “producto biológico”.

Para que no hubiera tentaciones, las amenities (detallitos por parte del hotel) en forma de bandejas de jamón de Jabugo y botella de champán fueron retiradas antes de que las stevelanas “aparecieran por su habitaciones”. Además de las propias de las estrellas, reservaron exclusivamente para su gente (entrenadores, masajistas, cuidadoras…) setenta habitaciones más. Una de las suites más espaciosa se habilitó con cuatro camillas donde las tenistas reciben masaje especial y sesiones de relajación. Para que no existiera la más mínima posibilidad de espionaje por parte de los preparadores contrarios se colocaron unos biombos a modo de muralla china. Según parece era materialmente imposible saber qué ungüentos utilizaba cada cual. Al terminar la sesión, el masajista guardaba todo en una maletita con clave y se la llevaba a la habitación como si allí dentro estuvieran las joyas de la corona británica.

Otra de las peticiones llamativas y que sorprendieron al resto de los clientes era la profusión de monitores de televisión por las zonas comunes (gimnasio, spa, sala bussines y comedor) conectados casi las veinticuatro horas con las pistas del Madrid Arena. Y si en cuestiones gastronómicas las estrellas del firmamento deportivo se consolaban con poca cosa, en el tema de ropa de baño todo lo contrario. La petición de de toallas y más toallas y albornoces y más albornoces era continua. Pero no mal piensen. Por el momento, los números cuadran y ninguna tenistas ni sus acompañantes han distraído ninguna.

Desde hace una semana, las ocho tenistas mejores del mundo se encuentran alojadas en el Hotel Palace de Madrid casi en régimen de internado. Nadie ajeno al grupo puede hablar con ellas, ni pararlas en un pasillo, ni felicitarlas por su juego, ni invitarlas a comer, ni mirarlas más de medio segundo… nada de nada. Las deportistas participan en el Master Femenino como antes lo hicieron sus colegas masculinos. La diferencia es que, mientras Federer, Nadal, Feliciano, Moyá, Nalbandián… y el resto de muchachotes iban a su aire, ellas van acompañadas en todo momento de una especie de niñeras/estrictas gobernantas que no las dejan casi espacio vital entre ellas y el resto del mundo.