El Príncipe Felipe y Carlos Herrera, dos hombres y un destino

¿Qué tienen en común Carlos Herrera y el Príncipe Felipe? ¿Qué destino común les une más que separarlos? ¿Qué comparten el periodista de Onda Cero y el heredero de la Corona? ¿Cuál es ese punto de inflexión donde la vida de estos dos hombres convergen? Las preguntas son muchas y la respuesta no está en el viento, como cantaba el jartible Bob Dylan.

Este es un calificativo muy utilizado por el periodista para definir a todas aquellas personas, animales o cosas que agotan hasta la mente improcesable e indolente de Paris Hilton. Los seguidores de Herrera seguramente encontrarán parecido razonable en la altura de ambos o en la profundidad de la mirada. Uno azul nivea y el otro negro azabache. Pero tampoco sería la respuesta correspondiente al “quesito” del Trivial. La verdadera unión tridimensional entre Felipe de Borbón y Carlos Herrera es PMAPRETEL.

A continuación vendría la pregunta del millón o la respuesta de los dos millones. ¿Qué lechugas -dixit Tamara Falcó en vez del clásico c…- es PMAPRETEL? Pues ni más menos que una especie de asociación (sin inscribir por ahora en el registro) cuyas siglas se traduce por “príncipes o periodistas maridos de presentadoras de televisión”.

En el caso de Herrera, comparte su vida con Mariló Montero, una de las mejores periodistas de Canal Sur. Y el príncipe, como es sabido, está casado con la ex periodista Letizia Ortiz. Según comentaba Herrera en su día con el cachondeito que le caracteriza, ellos (los maridos) son gente abnegada, sacrificada, resignada a los horarios de sus respectivas y, por supuesto, totalmente receptivos a sus responsabilidades.

Parece que el príncipe sabe de esta iniciativa a la que también pertenece Manuel Campo Vidal, casado con la valiosísima colega de Antena 3 María Rey. Lo que se desconoce es si don Felipe comparte los principios iniciáticos de PMAPRETEL. Por cierto, y como dato curioso, el director y presentador de ‘Herrera en la Onda’ reconoció cuando se hizo público el compromiso de Letizia que debía ser el único (junto con la menda lerenda) que no conocía a la hoy princesa. Hay que recordar que en aquel momento media España y prácticamente la profesión global había compartido cafés, desayunos, almuerzos, cenas, viajes, compras, lecturas, peluquería, maquillaje, manicura y hasta patinaje sobre hielo con la periodista asturiana.