La Infanta Elena, con el ‘jefe’ de Marichalar en los toros

La Plaza de Toros de Las Ventas se ha convertido en el centro de las idas y venidas de la socialité española. Reyes, príncipes, infantas, empresarios… no cambian una tarde de toros por nada. Pero el día en que los Príncipes de Asturias acaparaban los flashes en el coso madrileño, doña Elena se divertía en la lejanía, en otro rincón de la plaza. La primogénita real asistió con unos amigos, entre los que se encontraba uno de los ‘jefes’ de Jaime de Marichalar.

Aunque algún que otro espectador comentaba que la Infanta debería haber compartido banco con su hermano y su cuñada, a Elena, desde su separación, le gusta estar rodeada de sus amigos. Y con algunos de ellos asistió a los toros. Sonriente y alegre, compartió risas y confidencias con Miguel Matossian, directivo de Credit Suisse Group. Da la casualidad que Matossian trabaja como director general de banca privada de esta entidad en España. A su vez, Jaime de Marichalar tiene un cargo como asesor de la dirección de esta entidad.

Hace poco más de dos años, el Rey recibió en audiencia a los responsables de este banco suizo en el Palacio de la Zarzuela. La empresa celebraba su 150 aniversario y tanto Matossian como Marichalar, junto con el presidente de la entidad, estrecharon la mano a don Juan Carlos. Hoy, el primero comparte tardes de toros con la ex mujer del otro, que poco a poco intenta rehacer su vida alejado del ámbito real. Pero su amistad viene de más allá. Miguel, yerno de Tessa de Baviera, y Jaime compartieron piso en París.

Pero Miguel Matossian podría padecer el mal de la Infanta Elena. Y es que desde que la primogénita anunció el “cese temporal” de su convivencia con Jaime de Marichalar, muchos son los novios y amigos que le han colgado a la primogénita real. Mientras ella intenta recuperar sus antiguas amistades y su pasión por la hípica, algunos medios se han empeñado en buscar un sustituto al duque de Lugo. A la Infanta se la relacionó con un hombre presente en todos los actos a los que acudía. La cosa quedó en nada ya que se trataba de Carlos García Revenga, jefe de la secretaría de las infantas, casado y con dos hijas.

Posteriormente llegó a su vida un amigo esquiador. La infanta saludó a un compañero en Baqueira. Ese beso dio la vuelta al mundo, aunque sólo se trataba de un conocido de la familia. Fue un falso montaje desmentido desde todos los rincones. Pero los malos entendidos continuaron. Hace sólo unas semanas, una revista publicaba una imagen de la Infanta con su “inseparable amigo” Felipe Zulueta. Aunque podía dar pie a un mal entendido, ya que en esta ocasión el joven pertenece a su círculo cercano y también está casado.

Pero Elena también ha recuperado la amistad con algunos ex novios relacionados con el mundo de la hípica, su gran pasión. Al poco de separarse coincidió en una cena privada con Luis Astolfi y Fernández Durán. A este paso es mejor que no se le acerque nadie si no quiere caer en las redes mediáticas de la duquesa de Lugo.