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¿Dónde está el reloj del duque de Lugo?
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¿Dónde está el reloj del duque de Lugo?

Mientras en la calle los termómetros no bajaban de los treinta grados, en el interior del palacio de Exposiciones de Marbella la temperatura rozaba los cero

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¿Dónde está el reloj del duque de Lugo?

Mientras en la calle los termómetros no bajaban de los treinta grados, en el interior del palacio de Exposiciones de Marbella la temperatura rozaba los cero grados. O al menos así lo parecía al recrear la firma de relojes Audemars Piguet un pueblo del Valle del Joux en Suiza con sus trineos, sus abetos, inmensas bolas de nieve huecas, sus casitas de madera en el mejor estilo Heidi/abuelo y, por supuesto, nieve artificial que salía de unos cañones colocados estratégicamente para que el decorado fuera lo más real posible (Ver álbum).

El motivo era la inauguración de una exposición -única en el mundo- donde se muestra la historia y trayectoria de la firma desde que se fundó en 1875 hasta ahora. Piezas únicas y emblemáticas de los siglos XIX y principios del XX como un modelo premiado con la medalla de plata en la Exposición Universal de París de 1878, el primer reloj deportivo y los modelos/joya que utilizan desde Carolina de Mónaco hasta La Begum, Flavio Briatore, el sultán de Brunei -que los reparte como si fueran caramelos-, o el Aga Khan, por poner un ejemplo de megaricos. Por cierto, esta firma ni regala ni hace rebajas. De eso se encarga, en el caso de que quieran, los establecimientos que distribuyen la marca.

Como todo es posible siempre que funciona la imaginación y la buena organización, en este caso gracias a Patricia de Urquía, la fiesta made in Suiza se convirtió en el atractivo principal del fin de semana en Marbella. Hubo bajas como la de Borja Thyssen y Blanca, a los que se les esperaba pero dieron la callada por respuesta en plan elefante blanco del 23 F. ¿Recuerdan la frase de ni está ni se le espera? Pues con los B&B pasó algo parecido. Estaban convidados, pero la pareja prefirió quedarse en Ibiza.

No se hundió el mundo, ni la Bolsa se descalabró por su incomparecencia. Simplemente se lo perdieron porque fue un encuentro festivo como los que se celebraban en la Costa del Sol antes de que irrumpieran los malayos. Era todo gente elegante dispuesta a gastarse su dinero, no el ajeno, en los relojes y joyas de la firma preferida de la Familia Real. El Rey y el Príncipe Felipe tienen una colección de Audemars muy completita y la Princesa Letizia va por parecido camino. Su primer reloj se lo regalaron sus suegros reales el día de la pedida.

Es una tradición familiar y por eso Marichalar y Urdangarín tuvieron el suyo. Escribo en pasado porque circula una historia un tanto pintoresca. Resulta que la Infanta Elena lleva en su muñeca un reloj idéntico al que en su día los padres reales regalaron al que por matrimonio se convirtió en duque de Lugo consorte. Curiosamente, y desde la separación, nunca se le ha vuelto a ver a Marichalar. Seguramente, el no lucirlo tendrá que ver con la idea de no recordar constantemente los buenos tiempos. No me imagino a doña Elena exigiendo en plan María Dolores Pradera a su ex “devuélveme el rosario de mi madreeeeee”. En este caso, sería el relojito de la petición. Ya veremos en que acaba esta historia.

Por lo demás, la convocatoria nocturna reunió a muchas caras conocidas que posaron asombrados entre las nieves y abetos de atrezo. Entre los convocados por Aurora Algar, estaba la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz; el escultor Víctor Ochoa; Beba Longoria; Estefanía Luyk, ya instalada en Marbella con su pareja y su hija; María José Suárez, que esa misma mañana fue la protagonista de unos de los espectaculares reportajes que hace Naty Abascal luciendo las últimas creaciones de alta joyería de Audemars; la prima de la reina, María Luisa de Prusia y su marido el conde Rudy; Chantal Asensio con su hija Jessica; Pepe Oneto; el empresario francés Jean Jacques Layani; el ‘no novio’ de Tita Cervera, Manolo Segura con su mujer Paz, una chica encantadora y elegante que no quiere protagonismos colaterales; el Míster Universo orensano Iván Cabrera y su madre Sita; el abogado Lorenzo Garrido, Silvia Tortosa y Jossie, señora de Binstock, que prepara para el día 2 la fiesta de cumpleaños de su marido. A día de hoy, la lista de invitados supera los doscientos que llegaran por tierra, mar y aire. Como en Marbella todas las fiestas, aunque sean privadas, tienen línea argumental, Jossie ha elegido los años setenta para festejar a su octogenario marido.

Mientras en la calle los termómetros no bajaban de los treinta grados, en el interior del palacio de Exposiciones de Marbella la temperatura rozaba los cero grados. O al menos así lo parecía al recrear la firma de relojes Audemars Piguet un pueblo del Valle del Joux en Suiza con sus trineos, sus abetos, inmensas bolas de nieve huecas, sus casitas de madera en el mejor estilo Heidi/abuelo y, por supuesto, nieve artificial que salía de unos cañones colocados estratégicamente para que el decorado fuera lo más real posible (Ver álbum).