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Elena, la Reina que pudo ser y no fue
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Elena, la Reina que pudo ser y no fue

Cada vez que un escritor se acerca a través de su obra a un personaje de la familia Real, parece que el resorte de la polémica

Foto: Elena, la Reina que pudo ser y no fue
Elena, la Reina que pudo ser y no fue

Cada vez que un escritor se acerca a través de su obra a un personaje de la familia Real, parece que el resorte de la polémica se activa. Ahora le ha tocado el turno a Carmen Duerto, que en pocos días saca al mercado su obra La reina que nunca fue, un libro en el que habla sobre la figura de la Infanta Elena y que ya ha dado lugar a muchas especulaciones y eso que, asegura, tan sólo un reducido grupo de personas –a penas una veintena- conoce el contenido exacto del libro.

Diez años barajando la posibilidad de crear este libro, investigando y dando forma a una idea que se plasmó durante dos años de escritura y que ahora ve la luz. Dice Carmen Duerto que ha realizado esta biografía de la Infanta porque le resultó curiosa la vida de una persona educada en un palacio y que es “heredera de una institución arcaica pero a la vez contemporánea y que lleva una vida actual”. Y es que la obra repasa la vida de la hija mayor del Rey Juan Carlos desde la perspectiva “del respeto y la normalidad” hacia una persona que “no deja de ser una persona de estado”, comenta la autora.

Carmen Duerto, periodista y escritora, arranca este repaso a la figura de la princesa en el año 1963 con el nacimiento de la Infanta Elena, aunque hace de vez en cuando algún flashback para detenerse a explicar la influencia de la ley sálica en la vida de la primogénita de los Reyes de España, que así como para apuntar a la figura de Isabel de Borbón, ‘La Chata’, hija de Isabel II, Princesa de Asturias en dos ocasiones pero nunca llegó a ceñirse la corona de reina.

Las fuentes

Dice la autora que para hacer este libro ha hablado con “muchísima gente que ha estado en contacto con la Infanta”. Entre esas personas, sus profesoras y compañeras del colegio, con el hombre que le enseñó a montar a caballo, con jinetes, con el diseñador Petro Valverde e “incluso con una joyera que le hizo una joya”, comenta divertida. Entre esas personas no estaba la propia implicada porque, tal y como comenta Carmen, una biografía “se hace con más libertad si el implicado no está”. Sin embargo, cuenta que “saben desde el primer momento” que estaba preparando este libro.

Una obra que afirma, no quería terminar por el profundo cariño que le tiene a estos 24 meses de trabajo sobre la mesa. Dice no haber recibido presiones desde Casa Real, sin embargo, afirma que en unos lugares la recibieron mejor a la hora de hacer sus preguntas. Así, mientras en Winterthur todo fueron buenas palabras, al interesarse por los proyectos en los que está involucrada la Infanta en su actual trabajo, no hubo tanta predisposición a la hora de facilitar los datos, quizá por proteger la intimidad de Doña Elena.

La polémica y la estela de Pilar Urbano

Lo sucedido con la obra La reina muy de cerca, de Pilar Urbano, pilló a Carmen Duerto en pleno proceso de escritura y influyó no tanto en su trabajo como “en la cautela de la editorial a la hora de publicar”, ya que eran conscientes de que un mínimo detalle “puede pararte el proyecto”. Sin embargo, comenta que en su caso la polémica nada tiene que ver con la que surgió en su día con la biografía de Urbano ya que Duarte, dice, “yo no tengo ninguna ideología que me condicione”.

Aunque, en este caso, la polémica que parece avecinarse antes de que el libro salga a la venta, radica tanto en el título, con el que algunos ya han empezado a especular, como en el personaje en sí. Porque al fin y al cabo “es cierto, es la reina que no pudo ser”, afirma la peridista. Pero al final, comenta Duerto, su trabajo se resume para ella en “una oportunidad de refrescar la historia de España” y de “descubrir a una persona dentro de una familia” así como “los intentos de esa familia por ser normal”. 

Entre los temas tratados en la obra es inevitable acercarse al tema del ‘cese temporal de la convivencia’ con Jaime de Marichalar, una forma que, recuerda, ya adoptaran algunos antepasados de la Infanta, como el rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, que durante una época ni tan siquiera residían en el mismo país. Comenta la autora que para hablar de ese tema “no hablé con la familia Marichalar porque ya tenía otros testimonios”.

Unas fuentes que han hecho que tenga una idea más clara sobre la personalidad de la princesa, “una mujer entre dos mundos”, una figura pública que se mueve entre las obligaciones derivadas de su pertenencia a la institución monárquica y el mundo de la calle. No en vano, confiesa la autora, se ha encontrado a Doña Elena en un supermercado haciendo la compra con su prima, María Zurita y por sus guardaespaldas.

Afirma Carmen Duerto que su obra desmonta muchos mitos, ya que a ella misma le ha servido para entender la personalidad de la hermana mayor del Príncipe Felipe, puesto que considera que “la infancia y la adolescencia han forjado su carácter”. Así, opina que Doña Elena “ha tenido una madurez tardía”. Una madurez que achaca la educación protectora que recibió a lo largo de su vida  y que sin duda, la ha convertido en una mujer discreta.

A pesar de su cuidado por lo íntimo, Duerto no piensa que la Infanta “sea una mujer de grandes secretos”, aunque sí gusta de disfrutar de su día a día mezclándose entre la gente de a pie y viviendo fuera de palacio. Una mujer que por nacer primogénita pudo ser reina, pero no lo ha sido. Una mujer contemporánea que continúa como parte integrante del Estado mientras vive su día a día intentando ser, en los ratos que la vida de la realeza le permite, un ciudadano más.

 

Cada vez que un escritor se acerca a través de su obra a un personaje de la familia Real, parece que el resorte de la polémica se activa. Ahora le ha tocado el turno a Carmen Duerto, que en pocos días saca al mercado su obra La reina que nunca fue, un libro en el que habla sobre la figura de la Infanta Elena y que ya ha dado lugar a muchas especulaciones y eso que, asegura, tan sólo un reducido grupo de personas –a penas una veintena- conoce el contenido exacto del libro.