La tortilla de patata de la duquesa de Alba

Según los amigos y el propio cirujano que la operó, la recuperación de la duquesa es extraordinaria. El deterioro físico de los meses anteriores a la intervención presentaba la imagen de una Cayetana muy diferente a la de ahora. No era capaz de erguir el cuello cuando la sentaban en la silla de ruedas. Tampoco podía salir del coche por su propio pie e incluso alimentarse resultaba un problema grave. A la mínima ingesta se atragantaba con el consiguiente susto para las personas que estaban junto a ella y para la propia enferma que no sólo se resentía físicamente, sino también el ánimo.

 

Hubo una primera evolución tras la operación de vesícula. Después, la implantación de la válvula en la cabeza ha sido definitiva. En el hospital ya tuvo su primer encuentro con la nueva vida. Se tomó un trozo de tortilla de patata con cebolla que la llevaron de casa. Es su plato preferido junto a los espaguetis al ajo, pastel de verdura al horno y el pescado frito, que fue lo que almorzó el sábado pasado.

 

También su movilidad ha experimentado una gran mejoría. Pasea del brazo de sus amigas o de sus hijos por la galería del primer piso de su palacio sevillano. El doctor Trujillo le ha recomendado estos paseítos y, por supuesto, nada de quedarse en la cama todo el día. Parece que Cayetana es una buena paciente y sigue a rajatabla las indicaciones de su médico. Si todo marcha como hasta ahora, es muy posible que la veamos disfrutar de su Semana Santa sevillana, a la que sólo ha faltado en contadas ocasiones por causas mayores.

 

Este fin de semana Eugenia y la niña Tana lo pasaron con ella. Del “entrañable” no se sabe/no contesta. Dicen que la relación se ha enfriado y que del amor pasional de los primeros meses ya queda poco. Será por eso que los viajes a Sevilla se hayan espaciado, aunque todos esperaban que la primera visita tras la operación fuera de Alfonso Díaz. Si no por novio, sí por amigo especial.