Es noticia
Menú
La vanidad del novio de la duquesa
  1. Noticias
NOTICIAS

La vanidad del novio de la duquesa

Alfonso Díez, el que fuera “entrañable” amigo primero, más tarde novio formal y hasta posible cuarto marido si la duquesa de Alba no hubiera recuperado la

Foto: La vanidad del novio de la duquesa
La vanidad del novio de la duquesa

Alfonso Díez, el que fuera “entrañable” amigo primero, más tarde novio formal y hasta posible cuarto marido si la duquesa de Alba no hubiera recuperado la sensatez, se ha retratado él solito. Y no por conceder la entrevista exclusiva y bien pagada, sino por decir diego donde en su momento dijo digo. Casi convence a la ciudadanía que ha seguido con interés esta peculiar historia de amor cuando envió el comunicado inicial pidiendo respeto a su intimidad y exigiendo consideración para seguir manteniendo la privacidad que hasta ese momento había rodeado su vida.

 

En menos de un año tasó sus sentimientos a precio de caviar iraní. Y enseñó que no sólo los integrantes de reality o las folclóricas se sirven de las revistas de entretenimiento para crear un estado de opinión favorable. Alfonso Díez ha demostrado que se encuentra a gusto en su papel estelar de personaje del colorín. Como todo es posible cuando uno traspasa libremente esa línea puede ser que en un futuro no muy lejano le veamos convertirse en bailarín televisivo o superviviente de isla. Me lo imagino dedicando a su dulce porcelana -como llama a la duquesa- el rap de Dueñas o el vals de Liria o rompiendo un coco a la salud de su “princesa”.

 

En realidad, al funcionario le ha ocurrido lo mismo que a Mario Conde o a los primos de la gabardina, (Alcocer/Cortina) que se perdieron por la vanidad. El ex banquero ha vuelto a experimentar esas sensaciones con sus apariciones televisivas que nada tienen que envidiar a la puesta en escena de cualquiera de las novias de Paquirrín, aunque él no cobre caché. En el caso de nuestro protagonista Alfonso Díez, la vanidad también debe ser su punto flaco, o al menos ocupar una parcela importante de su personalidad tras su posado revisteril donde el Photoshop le iguala a Isabel Preylser.

 

Hay quien dice que llegarán más reportajes. Aunque el primero sirvió para demostrar al pueblo soberano que él tiene su casita muy mona puesta, con antigüedades propias y pocos “pongos” (Ver ‘La duquesa se consuela con los pongos') que tanto gustan a su novia y, por lo tanto, para qué quiere él un palacio. En segundo lugar, que su sueldo da para tener alguien contratado que le deja su morada como una patena a pesar del abigarramiento de cojines, cuadros, esculturas y alfombritas. Cuesta imaginar a Díez con la aspiradora y el mocho. No porque no sepa hacerlo, sino por el tiempo que hay que dedicar tras analizar el numerosísimo mobiliario casero.    

 

El caso es que el muchacho cincuentón ya no se sabe muy bien a que dedica su tiempo libre, dado que las visitas a la novia se han espaciado. La propia protagonista ha declarado que la boda no se canceló, sino que se retrasó sine die. Es decir, que por el momento no hay fecha prevista en calendario. ¿Y en el futuro? Cayetana ha vuelto a ser independiente físicamente, con lo cual cualquier día podría dar la sorpresa y convertirse en Señora de Díez.

Alfonso Díez, el que fuera “entrañable” amigo primero, más tarde novio formal y hasta posible cuarto marido si la duquesa de Alba no hubiera recuperado la sensatez, se ha retratado él solito. Y no por conceder la entrevista exclusiva y bien pagada, sino por decir diego donde en su momento dijo digo. Casi convence a la ciudadanía que ha seguido con interés esta peculiar historia de amor cuando envió el comunicado inicial pidiendo respeto a su intimidad y exigiendo consideración para seguir manteniendo la privacidad que hasta ese momento había rodeado su vida.