Las Infantas conquistan a las revistas

Debe ser por eso de que salen poco de Palacio. Pero cada vez que aparecen en público, Leonor y Sofía se comen las revistas ocupando todas las portadas posibles. Y esta semana no iba a ser menos. Más vale respirar profundo y comprarse un gran bol de palomitas para comprobar cómo el mundo del ‘cuore’ se rinde a las infantitas durante su aparición en Mallorca con motivo de la Pascua. Hasta han conseguido eclipsar a los zapatos nuevos de Letizia, que cuestan un riñón, y la excesiva bisutería de la Reina, llena de colgajos.

Con cara de angelitos y como si hubieran sido entrenadas para ello, Leonor y Sofía se llevan todos los titulares: “Reinas en Mallorca”, “Levantan pasiones”, “Expectación ante su aparición”, “Enamoran”… Todos son piropos para estas dos niñas escondidas casi desde el pasado verano. ¿Alguien sabía que Sofía ya andaba? ¿O que Leonor ya saluda como una Reina con vuelta incluida? Como es habitual, las nietas de los Reyes llevaron el mismo traje. Y sólo con este posado, las revistas, como si fueran Aramis Fuster, deducen que la mayor cautiva por su encanto, dulzura y picardía, mientras que la pequeña es seria y tímida. Vamos, que dentro de un año ya las tenemos hasta con carta astral, siempre y cuando su madre les deje.

Semana se llena de guapas oficiales importadas de Hollywood. Para aligerar tanto pasos de Semana Santa -monopolizados por la duquesa de Alba-, Penélope Cruz y Elsa Pataky regresan a su patria. La primera salió a cenar con Javier Bardem en Madrid, donde se pusieron la tradicional gorra en la cabeza y los pantalones más viejos, elementos indispensables para ir de incógnito. Y así demuestran que todavía son novios. Con Elsa no está tan claro, ya que no habla si no hay exclusiva de por medio. Sin embargo, la chica salió a comprar con su madre mientras no paraba de hablar por el móvil. ¿Será Adrien el motivo de sus desvelos? Su cara la verdad es que no era muy alegre y sus sandalias de tacón con plataforma tampoco eran lo más adecuado para ir de shopping. Y unas van y otras vuelven porque mientras, en Miami, Ana Obregón ha lucido biquini en la playa.

Costurera de palacio

Pero no abandonamos a la familia Cruz. Y es que ‘Mo’ se ha convertido en la mejor embajadora de su hermana en Hola. A falta de otra cosa, no se cansa de hablar de los Oscar, premio que no han asimilado y que soban cada dos por tres. Pero más interesante es conocer las inquietudes de Margarita de Dinamarca. En sus ratos de ocio, la Reina está siempre bordando. Cojines, colchas, trajes de cura… lo suyo más que una pasión es una auténtica adicción. Esperemos que doña Sofía no copie a su homónima. Y posando cual modelo para no decir nada llega Jesús Vázquez. Desde el desierto de Siwa, repasa su vida y la de su familia en plan culebrón venezolano. Eso lo podría hacer desde su casa y se ahorra el largo viaje.

En Diez Minutos, llega otros de los hits de la temporada: los amores de Belén Esteban. Enfundada en un chándal rosa, la tertuliana cogió un autobús y se fue a Benidorm para pasar las vacaciones con su madre y su hija. Como era de esperar, su marido brilló por su ausencia. En Madrid, los Borbón-Vargas y los Ponce compartieron mesa y mantel. Y lo mejor, según la revista, fue el look atrevido de Margarita, que llevaba un vestido minifaldero y unos zapatos fucsia. Sin duda, lo que más llamó la atención. También se deja caer, por si acaso, que lo mismo está embarazada. Las pruebas, que la chica tiene tripa. Lo mismo se ha hinchado a torrijas estas fiestas y todo se queda en nada.

En Lecturas, Paco Marsó, con una camisa hawaiana, pasea otra vez a su embarazada novia. Posan juntos en Cuba, donde brindan con champán. Su novia es de la edad de sus hijos, su suegra es más joven que él y la abuela sólo le saca cinco años. Sin duda, su amor no entiende de edad aunque sí de exclusivas. Pero todavía hay más sorpresas. Por un lado, Ivonne Reyes planea mudarse a Los Angeles en busca de trabajo. Por otro, María José Suárez y Feliciano López podrían haberse reconciliado otra vez. Aunque insisten que son amigos, las fotos hablan por sí solas. Y es que uno no le coloca la mano en el trasero a un amigo para pasear por las calles de Madrid. ¿O tal vez sí?