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La baronesa Thyssen prohíbe hablar de sus mellizas
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La baronesa Thyssen prohíbe hablar de sus mellizas

A Carmen Cervera le esperan malos tiempos. Por mucho que diga públicamente que la relación con Borja es mejorable, la realidad es otra. Ni mejorable, ni

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La baronesa Thyssen prohíbe hablar de sus mellizas

A Carmen Cervera le esperan malos tiempos. Por mucho que diga públicamente que la relación con Borja es mejorable, la realidad es otra. Ni mejorable, ni inmejorable: nula. Y además el hijo no tiene intención de dar su brazo a torcer. Desde hace tiempo no mantiene ninguna relación con su progenitora y le niega hasta la comunicación.

Hay un par de amigos de la baronesa e incluso el padre biológico, Manolo Segura, que han intentado tender puentes. No los de Madison, que aunque también eran afectivos no tenía consecuencias económicas, sino otras. Al final la ruptura filial tiene como punto de partida cuestiones crematísticas. Borja pide y mamá le niega el capital. Borja gasta a manos llenas y mamá se preocupa. Borja vende acciones y mamá se sube por las paredes. Borja no le comunica sus decisiones vitales y mamá entonces corta el grifo del dinero.

El paso siguiente fue la ruptura total y el anuncio de sus malas relaciones a través de la exclusiva pagada de turno. Es cierto que de un tiempo a esta parte la baronesa utiliza el mismo medio para comunicarse con el hijo y, en este caso, también a golpe de talón. En toda esta guerra mediática donde se filtran noticias interesadas por una y otra parte, lo único cierto es que la baronesa no tiene intención de subvencionar gastos superfluos.

Borja y Blanca tienen un presupuesto mensual altísimo. Tienen abierta la casa de Ibiza, que no pudieron vender al ruso que se enamoró de ella porque no hubo posibilidad de negociar. Los B&B pedían un congo y con el congo se quedaron. También entra en el lote mensual el alquiler de la casa de Madrid, que como mucho la utilizan una vez al mes. El presupuesto de la vivienda habitual de Barcelona supone un desembolso al mes muy alto. Y el suma y sigue continúa con los sueldos del escolta, el servicio, el mantenimiento de los cuatro perros, el gimnasio, la peluquería, la ropas de firma de lujo, los relojes, las joyas, los viajes... y así hasta el infinito y más allá.

Borja recibe una asignación mensual muy elevada de la herencia paterna. Una cifra cercana a los 36.000 euros mas las liquidaciones de sus inversiones. Pero parece que con esta cantidad no tienen ni para empezar. De ahí el mosqueo de mamá baronesa, que además no ve con buenos ojos que Borja no tenga un horario laboral o al menos acepte involucrarse en la Fundación Thyssen, cosa que no ha hecho.

Así estaban las cosas cuando surgen informaciones relativas a unas supuestas exigencias económicas del hijo, que estaría dispuesto a denunciar a la madre. A día de hoy la baronesa no ha recibido ninguna reclamación ni oral, ni escrita. Es más; niega la mayor, y en la presentación a la prensa especializada de 'Lágrimas de Eros', la próxima exposición del Thyssen, contó que “jamás haré daño a mi hijo, ni él a mí. Son cosas de la edad”. 

Aún quedan muchos capítulos de este culebrón por escribir. En los penúltimos aparecen protagonistas colaterales. Un guardaespaldas que durante unos años estuvo de vigilante de Borja y que tenía intención de acudir a un programa de televisión, hasta que Tita, enterada, desbarató el operativo. También envío a través de sus abogados un escrito para que los colaboradores se abstuvieran de hablar de cualquier asunto que tuviera que ver con las mellizas.

Otra artista invitada es la tita Henar, que frecuenta la casa madrileña de la baronesa y últimamente la custodia como si fuera una dama de corte. Parece que la intención de la tía de la princesa Letizia sería la de convertirse en una especie de secretaria/ayudanta y mujer de confianza que la acompañaría en sus apariciones sociales, viajes y vida cotidiana sustituyendo a Mercedes Lasarte, su gran amiga y confidente cuando ésta no pueda estar con ella. Y el tercer elemento es Francesca Thyssen, que forma parte del patronato de la fundación y un día de estos deberán encontrarse cara a cara en alguna de las sesiones del consejo. Las últimas declaraciones de Carmen con respecto a ella no la dejan en buen lugar. “Dejó claro que era Habsburgo y no quería ser Thyssen para nada. Nunca quiso a su padre”. Que se prepare, porque los arranques verbales de Francesca nada tienen que envidiar al rugido del león de Metro Goldwin Mayer.
 

A Carmen Cervera le esperan malos tiempos. Por mucho que diga públicamente que la relación con Borja es mejorable, la realidad es otra. Ni mejorable, ni inmejorable: nula. Y además el hijo no tiene intención de dar su brazo a torcer. Desde hace tiempo no mantiene ninguna relación con su progenitora y le niega hasta la comunicación.