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La herencia perversa de los príncipes
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La herencia perversa de los príncipes

Por el momento, el deseo del empresario Juan Ignacio Balada Llabrés de trasvasar su herencia millonaria a los príncipes de Asturias y los nietos reales no se va

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La herencia perversa de los príncipes

Por el momento, el deseo del empresario Juan Ignacio Balada Llabrés de trasvasar su herencia millonaria a los príncipes de Asturias y los nietos reales no se va a cumplir. Una cosa es la voluntad del fallecido y otra la ley y los tiempos que marcan las transmisiones testamentarias que, en este caso, van a ser complicadas y largas. Y más si la familia directa -dos primas carnales- toman algún tipo de decisión con respecto a los bienes millonarios del peculiar familiar. 

Carmen y Pilar Arregui Llabrés, poco dadas a la publicidad mediática, tienen participaciones en algunos de los inmuebles que forman parte de esta complicada herencia. Podrían impugnar las últimas voluntades de Juan Ignacio aunque, según ha sabido Vanitatis, sería también un proceso largo y costoso y, seguramente, con pocas probabilidades de ganarlo.

Las primas Llabrés “son profesionales liberales que se ganan muy bien la vida. No tienen además problemas económicos y no necesitarían litigar. Y menos contra los hijos del Rey”, confirman a Vanitatis. No hay que olvidar que el patrimonio de Balada es muy elevado y cuantificado en más de sesenta millones de euros mas el contenido y continente de la vivienda habitual; otras dos casas, dos edificios, cinco fincas, inversiones en el extranjero, la cartera de valores, acciones y demás bienes que, según los vecinos de Ciutadella, lugar de residencia del benefactor real, era cuantiosa y que también heredarían los niños Urdangarín y Marichalar.

Aunque en este caso, y al ser menores de edad, serían sus padres los tutores legales y, por lo tanto, los que decidirán si aceptan o no la herencia. A día de hoy no hay ninguna resolución tomada por parte de los príncipes y de las infantas. Tan sólo un agradecimiento que no significa la aceptación de la voluntad del millonario.

En este caso, como en otros donde no hay ningún tipo de relación familiar ni amistosa, hay que estudiar con lupa las últimas voluntades para saber en qué situación se encuentran. Si el fallecido tenía deudas, si existe algún tipo de hipoteca, valores y acciones con fechas de vencimiento, seguros de vida y de cualquier tipo... que hace de esta herencia un complicado proceso en el momento en que los herederos reales acepten estas últimas voluntades.

Parece que el albacea de Balada contactó con el palacio de la Zarzuela el pasado 11 de diciembre cuando se abrió el testamento en la notaría de Ciutadella y se encontraron con el insólito deseo del empresario. Según confirman en Zarzuela “a día de hoy no se ha tomado ninguna decisión porque previamente hay que estudiar el caso. Será un proceso largo y complicado”. Sobre todo porque cualquier decisión real inadecuada puede convertirse en un boomerang.

De hecho ya hay reacciones politicas y sociales que aseguran que ese patrimonio nunca debe ser utilizado para fines particulares, ya sea en el caso del matrimonio Borbón/Ortriz como en el caso de los niños. El empresario dejó claros sus deseos. Dividió su fortuna en dos mitades: un 50 por ciento para los príncipes y sus sobrinos, y el otro 50 para la creación de una fundación que presidiría el heredero.

Muchas cuestiones que deberían resolverse para que la duda nunca planee sobre la decisión de aceptar en un futuro una herencia que puede llegar a ser perversa. Los beneficiados deberán tener en cuenta también el pago de impuestos a la Hacienda balear. En este caso percibiría el 68 por ciento de la herencia al superar inicialmente en cuantía los 797.000 euros que fija la Ley General Tributaria y la normativa del impuesto de transmisiones patrimoniales. La historia de la herencia Balada no ha hecho nada más que empezar.

 

Por el momento, el deseo del empresario Juan Ignacio Balada Llabrés de trasvasar su herencia millonaria a los príncipes de Asturias y los nietos reales no se va a cumplir. Una cosa es la voluntad del fallecido y otra la ley y los tiempos que marcan las transmisiones testamentarias que, en este caso, van a ser complicadas y largas. Y más si la familia directa -dos primas carnales- toman algún tipo de decisión con respecto a los bienes millonarios del peculiar familiar.