A Carmen Cervera le da igual el embarazo de su nuera

La noticia del segundo embarazo de Blanca Cuesta ha sido una sorpresa informativa por varias razones. La primera y quizá la más llamativa tiene que ver con la forma que han tenido para comunicar la buena noticia. A diferencia de su etapa anterior, no ha sido a golpe de exclusiva. Por lo que parece, ni Borja ni Blanca tienen intención de ofertar, previo talón, el seguimiento mediático de los nueves meses.

De ahí que el anuncio haya sido público y comunal a todos los medios. Borja, con muy buen tino, ha decidido seguir las pautas que le marca la empresa de comunicación a la que solicitó sus servicios. Ni exclusivas ni frivolidades y sí una hoja de ruta donde la dedicación laboral tendrá su espacio en esta nueva vida que ha iniciado Borja Thyssen.

Parece que entre sus objetivos está trabajar en áreas relacionadas con el mundo del arte. Una vez puesta a la venta la casa de Ibiza (prácticamente el contrato está cerrado) la pareja se instalará en la casa de Barcelona con viajes continuos a Madrid. Una vivienda que alquilaron el año pasado en La Moraleja, muy cerca de la mansión de mamá Carmen Cervera. En aquel momento, aunque las relaciones no eran totalmente cordiales con Blanca, había una especie de pacto de no agresión que desapareció cuando la baronesa interpuso la denuncia contra su hijo, la nuera y el abogado de ambos.

A partir de ese momento la comunicación desapareció y nunca más hubo trato verbal ni escrito entre ellos. El día del cumpleaños de Sacha, la abuela no pudo o no quiso felicitarle. Desde el entono de la baronesa apuntan que fue imposible porque el hijo no le devuelve la llamada ni responde al teléfono. Puede ser que ese tema fuera el desencadenante de la discusión que el matrimonio mantuvo en el restaurante Piu di Prima y que sorprendió a los clientes del restaurante que ese mediodía coincidieron con ellos.

Las presiones afectivas han supuesto una dura prueba para la pareja y la pelea pública pudo ser fruto del cambio hormonal de Blanca. La baronesa se enteró por la prensa del nuevo embarazo de su nuera mientras mantenía una reunión con la ministra Ángeles González-Sinde para tratar la permanencia en el museo Thyssen de su colección privada.

Desde ese momento se hizo invisible. Oficialmente no se ha pronunciado. En la intimidad ha comentado que le da igual el embarazo y que no le interesa el tema. Al menos esta vez no habrá líos en el hospital cuando nazca el bebé ni exigencias de pruebas de paternidad.