La novia financiera de Kyril de Bulgaria

Si el año pasado fue el de las separaciones, éste ha sido el de las nuevas parejas. Al menos así lo parece tras la publicación en Lecturas de unas imágenes muy elocuentes de Kyril de Bulgaria besándose en las calles de Londres con una joven rubia. Nada extraño ni alarmante porque el príncipe es un hombre libre. Que se sepa y hasta la publicación de estas fotos no se le conocía romance alguno.

Todos “los Bulgaria” son gente discreta que nunca han dado que hablar por líos de ningún tipo y menos de faldas. Quizá Kalina, casada con Kitín Muñoz, haya sido la más pintoresca por sus continuos cambios de imagen. Nada del otro mundo.

En el caso de Kyril, hasta su separación matrimonial fue discreta. Un comunicado enviado a los medios explicaba escuetamente el fin de veinte años de matrimonio con Rosario Nadal. Por eso que se haya vuelto a enamorar (o eso parece) y demuestre en la calle sus afectos supone un paso adelante. Como si fuera la letra de una canción de Perales, las preguntas sobre la filiación de la chica ya tienen respuestas. ¿Y quién es ella? Se trata de Cristina Tuñon, una treintañera divorciada, inteligente, con carácter, simpática y profesionalmente muy válida.

Licenciada en Administración y Gestión de empresas y máster en Gestión de Carteras, entró a trabajar como becaria en UBS y más tarde organizó su propio equipo encargándose de grandes patrimonios, inversión en banca, capital riesgo…

Compañeros que trabajaron con ella la definen como “una mujer muy válida, organizada y con un fuerte carácter. En más de una ocasión se enfrentó a un jefe poco profesional que le imponía sus criterios a golpe de jerarquía”.

En su antigua empresa tienen un excelente recuerdo y la catalogan de “buena compañera y nada trepa”. Cristina Tuñon tiene también su leyenda urbana que debe tener poco de leyenda y más de realidad ya que colegas de aquella primera época cuentan la misma versión. Cuando se marchó, ya muy quemada, se despidió de un directivo poco operativo con un “no aguanto a más gilipollas”. Actualmente trabaja en una empresa familiar de energía eólica. 

Kyril, de 45 años, vive en Londres y trabaja como asesor financiero, mientras Cristina vive en Madrid. Seguramente, y a partir de ahora, los veremos muchas veces juntos. 

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