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Pilar Rubio: "No he hecho nada para transformar mi cuerpo"
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Pilar Rubio: "No he hecho nada para transformar mi cuerpo"

De pequeña la llamaban cigüeña porque decían que tenía las piernas largas, escuchaba sin parar los temas de Alaska y era igual de tozuda y cabezona

Foto: Pilar Rubio: "No he hecho nada para transformar mi cuerpo"
Pilar Rubio: "No he hecho nada para transformar mi cuerpo"

De pequeña la llamaban cigüeña porque decían que tenía las piernas largas, escuchaba sin parar los temas de Alaska y era igual de tozuda y cabezona que ahora. Dice que se perdería con Mick Jagger y lleva mal que la persigan los paparazzi o que le pregunten constantemente por su novio, el cantante del grupo de heavy Hamlet, Molly, con el que sale desde hace diez años y acaba de comprarse una casa. Su secreto a voces es su pasión por las calaveras y la música rock. “No puedo salir al plató sin mi anillo de calavera y si pudiese vestiría de rockera. Todo se andará”, comenta.

Cuando su grupo de amigos se dedicaba a disfrutar de los placeres de la adolescencia, Pilar Rubio, con sólo catorce años, consiguió su primer trabajo como modelo. Entonces no podía tan siquiera imaginar que aquella esporádica sesión fotográfica sería el principio un largo viaje con final feliz. La conocimos en SLQH y desde que se colara cada tarde en nuestras casas, no ha parado de cosechar éxito tras éxito y granjearse una gran popularidad. Han pasado 18 años después de su primera oportunidad y el tiempo no pasa por ella.

El miércoles cumplió 32 años y, aunque no para de trabajar, al terminar Más Que Baile, el espacio televisivo de Telecinco en el que ha aterrizado dicen que por la friolera de un millón de euros, encontró las fuerzas para celebrarlo por todo lo alto con los compañeros de reparto de su primera incursión en la gran pantalla, Tensión sexual no resuelta, que ha acaba de presentar. “Ha sido el mejor cumpleaños de mi vida. En el programa no pararon de sorprenderme, vinieron mis padres y mi hermano a verme y hablé con amigos que hacía mucho tiempo que no veía”, ha comentado en entrevista con Vanitatis.

A pesar de su incansable trabajo delante de las cámaras, la presentadora también ha encontrado tiempo para convertirse en chica de portada. “No me gustan las ataduras y no pienso mucho en el futuro. Sólo organizo lo que haré mañana”. Y así aceptó el reto que la revista Cosmopolitan le propuso y se convirtió en la cabeza visible de Body Love, un proyecto “para mejorar la autoestima de las mujeres como forma de prevención de los trastornos alimentarios”.

“Dije inmediatamente que sí porque para mí el físico no es importante. Es más; me da igual. Llevo mal lo de la alimentación, porque no tengo mucho tiempo, pero sin comer no podría vivir”, dijo Pilar cuando la invitaron ayer por la mañana, durante la presentación del proyecto de Cosmopolitan, a desmitificar que la belleza es sinónimo de éxito. “Ser guapa no es suficiente. Cuando vas a los sitios hay que trabajar duro y apostar día a día por ello”, comenta a Vanitatis.

A la cuestión sobre si la belleza de Pilar Rubio es cien por cien natural, la economista metida a presentadora es tajante. “Ni me he operado los pechos ni los pómulos… Soy así por mi madre y por mi padre. No he hecho nada para transformar mi cuerpo”, dice.

Su atractivo físico salta a la vista, pero Pilar Rubio es mucho más que una cara bonita. “En la vida hay que tener un plan B. A la gente que se acerca y me dice que quiere seguir mis pasos le digo que es importante la formación. Buena parte de mi seguridad delante de las cámaras viene de ahí”, comenta. La guapa presentadora rezuma felicidad por los cuatro costados. La portada de Cosmopolitan para el mes de abril lo corrobora. “Soy una mujer enamorada y feliz”, concluye.
 

De pequeña la llamaban cigüeña porque decían que tenía las piernas largas, escuchaba sin parar los temas de Alaska y era igual de tozuda y cabezona que ahora. Dice que se perdería con Mick Jagger y lleva mal que la persigan los paparazzi o que le pregunten constantemente por su novio, el cantante del grupo de heavy Hamlet, Molly, con el que sale desde hace diez años y acaba de comprarse una casa. Su secreto a voces es su pasión por las calaveras y la música rock. “No puedo salir al plató sin mi anillo de calavera y si pudiese vestiría de rockera. Todo se andará”, comenta.