Letizia le da vacaciones a su diseñador

Hace una semana, Letizia Ortiz tuvo la oportunidad el pasado lunes de sustituir por primera vez a los reyes y presidir junto a su marido, el príncipe de Asturias, la cena oficial ofrecida a los jefes de Estado que han participado en la VI Cumbre Iberoamericana, celebrada en Madrid. (Ver álbum)

La cita suponía la primera ocasión en que la nuera real ejercía de ‘reina’ ante mandatarios de la talla de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, la canciller alemana, Angela Merkel o la nueva presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, ya que doña Sofía se encontraba en su Grecia natal y don Juan Carlos sigue reponiéndose en la Clínica Planas de la operación de pulmón a la que sometió con éxito hace unos días en el Hospital Clínic de Barcelona.

Pero, a pesar del calado de las ausencias y del simbolismo del acto, los comentarios se han articulado de nuevo entorno a la indumentaria de la princesa, que ha vuelto a repetir vestido para tan magna ocasión. Un diseño negro en pedrería que ya lució en los Premios Príncipes de Asturias, en la visita oficial a la India y en la inauguración en el Teatro Real de la Presidencia española de la Unión Europea, a la que acudieron importantes mandatarios europeos y que no ha dudado en volver a lucir en esta ocasión.

La ausencia de estreno textil se podría explicar en los términos de la actual coyuntura económica y en la intención mediática de la Casa Real de infundir un aire de austeridad, que el verano pasado les llevó incluso a ahorrar en zumo y recoger los limones del propio Palacio de Marivent, pero según recomiendan los expertos económicos es necesario promover el consumo para reactivar la economía, más aún cuando el presupuesto de la Primera Familia procede de las arcas estatales. Además, la ocasión, la primera en la que los príncipes relevan a los reyes, lo merecía.

Este aspecto es uno de los que más sorprenden desde la llegada de Letizia a Zarzuela, que ha traído incorporaciones semánticas notorias como los dichosos ‘letizios’, ya que antes las infantas y la reina prácticamente nunca han sido noticia por repetir hasta en cuatro veces un mismo vestido y generar un debate por ello. Ellas se han decantado siempre por la funcionalidad de los trajes de dos piezas y han confiado en las costureras de Zarzuela para rediseñar los que anteriormente ya habían lucido. Aunque algunos expertos monárquicos se empeñan en asegurar que Letizia es mucho más interesante que el largo de su falda, parece que no es así y su guardarropa es casi una cuestión de Estado.

Posiblemente, la princesa de Asturias le haya cogido el mismo cariño al vestido de la imagen que a las gabardinas y las pashminas que lo mismo lleva para visitar al Rey durante su convalecencia hospitalaria que para abrazar al apóstol Santiago tras una caminata de doce kilómetros. ¿Le habrá dado vacaciones a Felipe Varela, su diseñador de cámara?