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Lita Trujillo: "Anthony Quinn quería moldearme y poseerme"
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Lita Trujillo: "Anthony Quinn quería moldearme y poseerme"

Su vida iba para cuento de hadas, pero no llegó a escribirse. Su Dolce Vita es de esas en las que las decisiones deben acabar en

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Lita Trujillo: "Anthony Quinn quería moldearme y poseerme"

Su vida iba para cuento de hadas, pero no llegó a escribirse. Su Dolce Vita es de esas en las que las decisiones deben acabar en fortuna, pero terminan en adversidad. Nacida en Tel Aviv y criada en Nueva York, empezó haciendo un anuncio de estropajos Ajax y, al día siguiente, ya estaba disfrutando de la época dorada de Hollywood (la de los años 50). Una trayectoria lógica y muy natural que la convirtió en Lita Milán, un apelativo artístico derivado de su nombre en hebreo, Lia, según ha compartido con la revista Haper´s Baazar de octubre, la primera entrevista que concede desde hace dos décadas.

 

Lita pasó su infancia en el barrio humilde de Little Italy, en Manhattan, y allí comenzó su imán por la tristeza: “Durante mucho tiempo pensé que no debía haber nacido; no figuraba en los planes familiares”, indicó a la revista. Tras su gran salto al cine, se estableció en Los Angeles y entre 1955 y 1958 rodó gran número de películas y telefilmes junto a actores como Josep Cotton, Steve Mcqueen o Paul Newman, con el que vivió un apasionado pero corto romance. También coincidió con Anthony Quinn, que la protegía allá donde iba Lita: “Él quería ser mi Svengali, moldearme y poseerme”, cuenta.

 

Hasta que conoció a Ramfis Trujillo, el hijo del dictador de la República Dominicana, Rafael Leónidas, en un local de la ciudad y se enamoró perdidamente de él: “La noche anterior a su partida [a República Dominicana] nos habíamos despedido con una cena en su yate, pero de madrugada envió a dos amigos a mi piso. Me dijeron que él quería desayunar conmigo y accedí a que me llevaran en limusina. Mientras desayunaba, el barco zarpó. “Fue un rapto en toda regla”, detalla a la revista. Poco tiempo después, Lita acabó casándose con Ramfis, a pesar de su fama de playboy y violento. Por él lo dejó todo: su meteórica carrera, sus películas y su nombre artístico de origen italiano.  

 

Migración a Madrid

 

Poco después de la boda civil, vivió una temporada en Boca Chica, a bordo del Angelita: “Durante la invasión de Cuba tuve un intento de asesinato a manos de un niño llamado Pablito”, recordó a la publicación. Tras el asesinato del dictador en 1961 por sus compatriotas, la familia Trujillo tuvo que escapar del país caribeño. Fue así como ella y su marido aterrizaron en el Madrid de mediados de los años 60, la etapa aperturista del Franquismo.

 

Anhelando una vida normal, y a pesar del gran lujo y glamour que rodeaba a la pareja, la suerte no estuvo de su lado. Perseguida por la muerte de su padre cuando era niña, en 1969 su marido falleció en un accidente de tráfico, cuando conducía su Ferrari 365. Un incidente que la marcó de por vida.

 

Habitual de las fiestas de Marbella, Lita se esconde en su mansión de La Moraleja en Madrid y en el cóctel Lita elaborado con limón, piña, granadina y pomelo: “Es una bebida que pide ron o ginebra, pero a mí nunca me ha gustado beber alcohol”. Atrás queda el vínculo que guardaba con otras actrices de su tiempo como Kim Novak o Zsa Zsa Gabor. Ahora, tras esa imagen marcada por la supervivencia, se oculta de las opiniones del mundo, de la tristeza y sobre todo, de sus tragedias. De todas.

 

Su vida iba para cuento de hadas, pero no llegó a escribirse. Su Dolce Vita es de esas en las que las decisiones deben acabar en fortuna, pero terminan en adversidad. Nacida en Tel Aviv y criada en Nueva York, empezó haciendo un anuncio de estropajos Ajax y, al día siguiente, ya estaba disfrutando de la época dorada de Hollywood (la de los años 50). Una trayectoria lógica y muy natural que la convirtió en Lita Milán, un apelativo artístico derivado de su nombre en hebreo, Lia, según ha compartido con la revista Haper´s Baazar de octubre, la primera entrevista que concede desde hace dos décadas.

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