Carmen Lomana, fallera mayor por la cara

Comienza la mascletá. Carmen Lomana, esa señora sencilla y deportiva, a la par que elegante, que diría Terenci Moix, ha sido nombrada fallera mayor de Paseo de Alameda en Valencia. En condiciones normales, para lograr semejante cargo de representación dentro de una comisión, las interesadas en ostentar el ínclito título deben probar que tienen suficiente cash para poder cubrir mucho más que las derramas básicas. Pero en el caso de Lomana, no ha sido así.

La idea surgió cuando, en la inauguración de una joyería, el presidente, el vicepresidente del casal en cuestión y una antigua ex fallera mayor de Valencia se acercaron para ofrecerle el puesto, rompiendo con la ortodoxia del modus operandi en este tipo de ceremonias. Y eso que hay algunas interesadas que esperan toda una vida para cumplir su sueño, porque siempre existen unos que ‘manejan’ más que otros.

Según apuntan algunos medios valencianos, la celebrity no ha tenido que pasar por todos estos filtros ni mucho menos soltar ni un euro por ello, ya que ni paga la cuota anual como hacen el resto de falleros ni invierte en vestidos, peinetas o medallones, porque va de prestado. Es este punto el que más controversia ha levantado entre sus seguidores, los llamados lomanistas -algunos de los cuales se plantean la disidencia-, porque uno de los activos de Lomana siempre había sido que ella se sobraba y se bastaba con los cuartos que tiene por armarios. Pero todo cambió cuando la fama llegó a su puerta.

“Desde los 17 años no me vestía y por eso estoy muy feliz”, ha comentado a Vanitatis, durante el desfile del diseñador Álex Vidal, que se ha celebrado en el marco de la X edición de la Valencia Fashion Week. Aunque teniendo en cuenta la querencia de la televisiva por adornar su currículo vital y profesional, no sería de extrañar que se vistiese para bailar la Isa canaria en vez que de fallera. Tan sólo hay que recordar su historia con la princesa india Padmaja, 20 años aproximadamente menor que ella, con la que según cuenta coincidió en Londres durante la etapa estudiantil de ambas.

Mucho más distante con los periodistas, que siempre han intentado ser fieles a su causa desde que ha renegociado contrato con Paolo Vasile, Carmen Lomana negó amores y desamores. El último con Jordi Mollá. Ella quiere a todo el  mundo. Y eso que no se lleva nada bien con Naty Abascal, de quien prefiere no opinar. Otra cosa que el resto de la humanidad le profese el mismo afecto. Se despide de los súbditos agitando la mano al son de Cinco Lobitos, que para algo es reina. La reina del marketing.

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