Casillas y Carbonero planean mudarse a La Finca

Iker Casillas y Sara Carbonero ya no pueden más. La pareja está tan harta del seguimiento al que se ven expuestos por parte de periodistas y fotógrafos a diario que, tal y como ha podido saber Vanitatis, estarían planeando cambiar la residencia que comparten en la localidad madrileña de Boadilla del Monte y mudarse a un chalé en la inexpugnable urbanización de La Finca, ubicada en Pozuelo de Alarcón, Madrid.

Al parecer, la periodista y el jugador están haciendo todo lo posible por trasladarse a vivir al búnker que mandó edificar Luis García Cereceda, que es lugar favorito de otros famosos y fortunas varias. Tanto es así que ya habrían 'fichado' una propiedad de su agrado, según informan fuentes cercanas a ambos. La pareja busca a toda costa huir de los paparazzi  que se agolpan en las inmediaciones de su domicilio y creen que el selecto recinto sería el destino perfecto, ya que éste ofrece niveles muy altos de seguridad, privacidad y una gran dosis de sofisticación.

Joaquín Torres, conocido arquitecto de las casas de otros jugadores blancos como Cristiano Ronaldo, Zidane, Kaká o Benzema, ha declinado confirmar o desmentir la información, pero ha aclarado a este portal que “todavía hay espacio para construir”.

Otras celebrities como David Bustamante o Paula Echevarría también están buscando casa en la zona. El cantante y la actriz han puesto a la venta el domicilio familiar de Villafranca del Castillo y, cuando consigan deshacerse de él, se pondrán a buscar en la jaula de oro, en la que últimamente han aterrizado otros vips como Borja Thyssen y Blanca Cuesta o Penélope Cruz y Javier Bardem, ya que la confidencialidad es la premisa máxima de la urbanización.

Aunque Casillas, que residió hasta los 20 años en Móstoles, lleva viviendo en el sector B de Boadilla del Monte desde hace más de diez, cuando con sus primeros sueldos compró varias propiedades para él y su familia, ahora estaría pensando cambiarse a las calles privadas, los espacios verdes y el placer de no conocer al vecino de al lado que ofrece La Finca, un auténtico paraíso para ermitaños con o sin pedigrí.