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Telma Ortiz, obligada a pagar sus deudas
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Telma Ortiz, obligada a pagar sus deudas

En mayo del 2008 se desestimó la demanda que Telma Ortiz  interpuso contra más de cincuenta medios de comunicación, en la que solicitaba la prohibición de

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Telma Ortiz, obligada a pagar sus deudas

En mayo del 2008 se desestimó la demanda que Telma Ortiz  interpuso contra más de cincuenta medios de comunicación, en la que solicitaba la prohibición de captar, publicar y distribuir imágenes suyas (y de su pareja), exceptuando las obtenidas en actos públicos e institucionales, que eran precisamente las que ella podía controlar por ser la hermana de la princesa de Asturias. Una reclamación que perdió en todas las instancias recurridas y que sirvió para demostrar lo malo que resultaba utilizar ciertas influencias por el mero hecho de tener relación con un miembro de la Familia Real. En este caso, ser cuñada del príncipe Felipe.

Se organizó un debate mediático y como siempre que una situación de este tipo afecta a la familia del Jefe del Estado hubo críticas razonadas apelando a la poca cordura de Telma Ortiz.

El caso fue que la hermana de la princesa no solo perdió sino que la sentencia le adjudicó las costas del proceso (cerca de 500 euros). Una cantidad irrisoria si se tiene en cuenta el lío que organizó, pero importante al tener que multiplicar esta cifra por los medios a los que demandó.

Lo llamativo del caso fue que, a pesar de haber sido ella la instigadora del proceso, retrasaba el pago, demostrando que las decisiones judiciales que le resultaban desfavorables las obviaba. Pasaba de los requerimientos y los plazos hasta que Guillermo Regalado, abogado de El Confidencial, interpuso una ejecución para que pagara lo que debía.

El 28 de noviembre del 2011, el procedimiento legal confirma el acto y fundamento que “se contendrán las medidas ejecutivas concretas que resulten procedentes, incluyendo el embargo de bienes y las medidas de localización y averiguación de los bienes del ejecutado que procedan”. En otro punto se pide también la “consulta telemática de averiguación patrimonial a la base de datos de AEAT”.

Con esa información requerida por el juzgado y trasladada al abogado se observó que Telma Ortiz no pagaba porque no quería, ya que el 3 de diciembre del 2010 abrió una cuenta en la Caja de Ahorros del Centro Comercial Santa Mónica de Rivas Vaciamadrid con 60.000 euros, que a 31 de diciembre de 2010 se mantenía en la misma cantidad y, por tanto, suficiente para cumplir con sus pagos legales. Es decir, que si no lo había resuelto era por esa prepotencia que parece acompañar sus actuaciones públicas.

Pidió reducción de las costas

Según Guillermo Regalado, “esos datos demostraban, ante nuestra indignación, que ya que había iniciado un proceso absurdo su obligación era pagar. Y no solo no lo hizo voluntariamente sino que pidió reducción de costas y encima con esos 60.000 euros en su cuenta nos hizo perder tiempo y presentar escritos para poder cobrar nosotros lo que nos debía”, aseguró el abogado.

Al tener constancia de que podía ser embargada, Telma Ortiz pagó el viernes pasado 470 euros, pero aún debe los intereses. Y quizá lo más llamativo es que esa cuenta de Rivas Vaciamadrid con 60.000 euros la abrió en marzo del 2010 con lo cual podría haber evitado las molestias derivadas de su improcedente decisión y sobre todo los inconvenientes que para la Familia Real supuso la demanda cósmica.

En varias reuniones informales y privadas del príncipe con periodistas en el palacio de la Zarzuela, la princesa solía defender a su hermana olvidando que la justicia era la que había tomado partido legal y no la prensa. Aunque vista la actuación del yerno Urdangarín, la decisión de Telma fue más una osadía por ser quien era, que le ha costado muy cara. Y más si todos los medios a los que demandó solicitan ahora el pago.

En mayo del 2008 se desestimó la demanda que Telma Ortiz  interpuso contra más de cincuenta medios de comunicación, en la que solicitaba la prohibición de captar, publicar y distribuir imágenes suyas (y de su pareja), exceptuando las obtenidas en actos públicos e institucionales, que eran precisamente las que ella podía controlar por ser la hermana de la princesa de Asturias. Una reclamación que perdió en todas las instancias recurridas y que sirvió para demostrar lo malo que resultaba utilizar ciertas influencias por el mero hecho de tener relación con un miembro de la Familia Real. En este caso, ser cuñada del príncipe Felipe.