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El gran drama de Patricia Rato: "No me puedo creer que mi padre esté muerto"
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El gran drama de Patricia Rato: "No me puedo creer que mi padre esté muerto"

Pasadas las once de la noche, a Patricia Rato le comunicaban que Ramón, su padre, había fallecido repentinamente en una finca de Toledo, propiedad del periodista

Pasadas las once de la noche, a Patricia Rato le comunicaban que Ramón, su padre, había fallecido repentinamente en una finca de Toledo, propiedad del periodista Jaime Peñafiel, lugar al que había acudido para disfrutar de un fin de semana entre amigos.

La madre, Felicidad Salazar Simpson, no estaba con él porque el matrimonio había decidido que ella se quedara en Madrid tras haber sufrido un fuerte proceso gripal  que desaconsejaba el viaje.

Patricia, que se encontraba en Sevilla con sus hijos, no daba crédito a lo que le estaban contando. Rápidamente  decidió viajar a Madrid por carretera  para estar lo antes posible en el domicilio familiar junto a su madre y sus hermanos. 

En este tristísimo viaje le acompañaron sus hijas mayores, Alejandra e Isabel, que están siendo su gran apoyo como así lo demostraron en el Tanatorio de la Paz de Tres Cantos donde no le dejaron ni un momento sola.  Ni a  ella ni la abuela “Ichu” que  se encontraba aún en estado de shock.

Esa misma mañana llegaba también al tanatorio Juan, el pequeño, que estaba  muy unido a su abuelo, para estar presente en la misa funeral que se celebró a la una y media de la tarde en la capilla del complejo funerario.

La liturgia  contó con la presencia del presidente del Gobierno Mariano Rajoy, gran amigo de Rodrigo  Rato, presidente de Bankia y ex presidente del Fondo Monetario Internacional, y de muchos de sus ministros como Ana Mato, Fátima Báñez, Cristóbal Montoro, Alberto Ruiz Gallardón, Luis de Guindos y por supuesto amigos de la familia.

Patricia Rato que ha demostrado ser una mujer que se crece en las adversidades estuvo en todo momento intentando superar la tristeza que la embargaba para controlar la situación familiar y no dejarse llevar por el llanto.  “No me puedo creer que mi padre esté muerto. He llorado tanto en el viaje que ya no me quedan lágrimas. Mi padre era todo, mi amigo, mi consejero, mi apoyo. No imaginas lo que me cuesta hablar de él en pasado. Para mi será siempre el gran caballero, la persona más buena, cariñosa, generosa  y recta que he conocido nunca. Y no porque lo diga yo sino que la gente que le había tratado en alguna ocasión me lo decía. Va a ser muy difícil la vida sin él”.

Efectivamente para Patricia, su padre era un puntal fundamental que le asesoraba y ayudaba en cualquier faceta de su vid. Hablaban casi todo los días y tenía previsto encontrarse esta semana con él.

Hace un par de días cuando Patricia estuvo en Madrid  para visitar en la clínica Ruber Internacional a su amiga Paloma Cuevas y a Bianca, el bebe recién nacido, estuvo también con su padre al que nunca dejaba de ver aunque fuera un rato. “Di por favor que estoy muy agradecida por todas las muestras de cariño que estamos recibiendo y de las palabra tan preciosas que están dedicando a mi padre”, afirmó.

Sus amistades tampoco de lo pueden creer. Dos días antes del fallecimiento, Ramón rato estuvo en la cafetería Embassy con sus amigos del colegio, una costumbre que mantenía desde hace años.

Ramón Rato, que había superado una intervención en la cabeza por un tumor benigno en 2010, falleció el sábado de un infarto tras encontrarlo muerto en la habitación de su casa Jaime Peñafiel que ese fin de semana había organizado un encuentro lúdico con un grupo de amigos para festejar la matanza del cerdo. 

Pasadas las once de la noche, a Patricia Rato le comunicaban que Ramón, su padre, había fallecido repentinamente en una finca de Toledo, propiedad del periodista Jaime Peñafiel, lugar al que había acudido para disfrutar de un fin de semana entre amigos.