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Alberto Martín disfruta de sus hijos pero no de su casa
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Alberto Martín disfruta de sus hijos pero no de su casa

El arquitecto Alberto Martín, exmarido de Lydia Bosch, ha pasado el fin de semana con sus hijos. Los llevó a misa el domingo, pues es un

El arquitecto Alberto Martín, exmarido de Lydia Bosch, ha pasado el fin de semana con sus hijos. Los llevó a misa el domingo, pues es un hombre de profundas creencias religiosas. Alberto, que es católico practicante, quiere inculcar a sus hijos estas creencias y, por este motivo, acude con ellos a una iglesia cercana a su domicilio actual, en el que lleva instalado desde que empezó el proceso de separación con Lydia.

Los problemas con Bosch continúan. La agencia de noticias Gtres sostiene que ésta ha sacado los muebles de la casa conyugal, que debía haber ocupado el arquitecto el día 20 de enero por mandato judicial (6 meses para cada miembro de la expareja). No se sabe bien la ficha que moverá ahora el arquitecto, pero seguro que tendrá que tomar una determinación para que la propiedad vuelva a estar como en la época en la que él vivía con su entonces esposa, sus hijos y también Andrea, la hija mayor de Lydia, fruto de una relación sentimental de la actriz con Micky Molina.

La actitud de Lydia Bosch habría impedido a Alberto Martín, siempre según la citada agencia, ocupar la casa. De modo que él y sus hijos han tenido que instalarse en la vivienda que Martín venía ocupando hasta la fecha. El sábado, su hijo pequeño quiso pasar unas horas con su madre y su padre no se lo impidió. Veíamos al arquitecto yendo a recoger al niño a la casa que Lydia se ha alquilado muy cerca de la que fue su hogar conyugal. El pequeño iba sentado en la parte trasera del vehículo.

En los próximos días sabremos probablemente si Martín vuelve a demandar a Bosch, en lo que podría llegar a convertirse en el divorcio interminable.

El arquitecto Alberto Martín, exmarido de Lydia Bosch, ha pasado el fin de semana con sus hijos. Los llevó a misa el domingo, pues es un hombre de profundas creencias religiosas. Alberto, que es católico practicante, quiere inculcar a sus hijos estas creencias y, por este motivo, acude con ellos a una iglesia cercana a su domicilio actual, en el que lleva instalado desde que empezó el proceso de separación con Lydia.