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Gonzalo Testa, el jinete que no pudo llevar a Marta Ortega al altar
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Gonzalo Testa, el jinete que no pudo llevar a Marta Ortega al altar

“¿Cuándo se casarán?”. Ésa era la pregunta más recurrente entre el público habitual que asistía a Casas Novas, el centro hípico que Amancio Ortega mandó construir

“¿Cuándo se casarán?”. Ésa era la pregunta más recurrente entre el público habitual que asistía a Casas Novas, el centro hípico que Amancio Ortega mandó construir a pocos kilómetros de A Coruña, cada vez que se veía a Marta Ortega pasear por allí junto a Gonzalo Testa, un jinete catalán e integrante del equipo español en algunas competiciones.

En mayo de 2006, un paparazzi les había cazado en actitud cariñosa mientras disfrutaban de un paseo por los jardines coruñeses de Méndez Núñez. A partir de ahí, la fotografía de Marta Ortega junto a su novio, que habían intentado mantener un perfil bajo con la prensa, se convirtió en la más buscada por las cámaras de cada evento equino al que asistía la hija de Amancio.

Testa era el primer novio oficial que se le atribuía a Marta Ortega. Los medios, que comenzaban a interesarse por la heredera de Inditexque se codeaba con otras jóvenes ricas como Athina Onassis o Carlota Casiraghi, le habían llegado a atribuir otros dos pretendientes. Por un lado, José Bono Jr., hijo del político socialista José Bono, entonces presidente de Castilla-La Mancha y también aficionado a la hípica. Por otro, uno de los hijos del presidente del Banco Pastor, José María Arias.

Pero dada la complicidad que la pareja demostraba siempre que se dejaban ver en público, todo apuntaba a que Marta Ortega y Gonzalo Testa pronto pasarían por el altar. Aunque el catalán no disfrutaba de demasiado porvenir dentro de las competiciones de hípica, algo que no parecía importar a Marta, que siempre le acompañaba a cada concurso, Testa sí guardaba todas las cualidades que se le presuponen al futuro marido de una joven heredera: origen adinerado, buena posición social, educado en importantes colegios y con el consentimiento familiar, que tenían buna relación con la novia.

Pero finalmente no pudo ser. En el verano de 2008, dos años después de que trascendiese su noviazgo con Testa, Marta Ortega sorprendía apareciendo en Casas Novas de la mano de otro jinete amigo suyo, el asturiano Sergio Álvarez, curiosamente compañero de fatigas de Testa en numerosas competiciones de saltos de obstáculos.

Pocos días antes de esa puesta de largo en el centro hípico familiar, la nueva pareja había sido fotografiada por primera vez en el Club de Campo de Madrid. Fue así como Álvarez pasó de ser una de las promesas de la hípica española a convertirse en la escurridiza pareja de la heredera de Inditex, la séptima fortuna más importante del mundo, según la revista Forbes.

Hoy, a pocos días de que Ortega y Álvarez contraigan matrimonio en el pazo familiar, el jinete asturiano ocupa el primer puesto del ranking oficial de la Federación Hípica Española. Mientras tanto, Testa, del que poco se sabe desde la ruptura, continúa compitiendo sin mucho éxito y ajeno a esa boda que muchos pensaron que protagonizaría él.   

“¿Cuándo se casarán?”. Ésa era la pregunta más recurrente entre el público habitual que asistía a Casas Novas, el centro hípico que Amancio Ortega mandó construir a pocos kilómetros de A Coruña, cada vez que se veía a Marta Ortega pasear por allí junto a Gonzalo Testa, un jinete catalán e integrante del equipo español en algunas competiciones.

Amancio Ortega