Los Cereceda: de la guerra de esquelas a la lucha por la herencia

Se recrudece la guerra en el seno familiar del desaparecido Luis García Cereceda. Ahora, tal y como ha avanzado Vanitatis, Yolanda y Susana, hijas del primer matrimonio del conocido constructor del PSOE con Mercedes López, han dejado sus irreconciliables diferencias a un lado para intentar que Silvia Gómez Cuétara, la viuda de su padre, abandone la residencia conyugal de La Finca, en Pozuelo de Alarcón. Las hermanas han acercado posiciones con este requerimiento, aunque dejan atrás un controvertido enfrentamiento, con denuncias y varios enfrentamientos públicos inclusive, que se acentuó tras la muerte de Cereceda, el padre de la urbanización con más pedigrí y solera de Madrid y aledaños.

 

Horas después de su fallecimiento el 7 de junio de 2010, llegaba el primer episodio del desencuentro familiar: la guerra de esquelas en varios periódicos de tirada nacional. La más sorprendente fue la de Yolanda, que escribió: "A mi queridísimo emperador, creador de máxima belleza. Su única verdadera emperatriz, Mercedes; su únicas herederas y reinas independientes por igual Susana y Yo; con sus propios reyes de corazón, Julián y Jaime, y sus príncipes mágicos, Luis, Al, FJ y Anya, ruegan una oración por su alma. El inmenso cielo para los fieles arrepentidos". La esquela de su viuda fue mucho más discreta, aunque para entonces la discordia entre los Cereceda ya era vox populi.

 

El cúlmen del brete entre hermanas y demás familiares se produjo el día del funeral, ante la presencia de ínclitas amistades del desparecido magnate del ladrillo, como Felipe González. La misma Yolanda leyó una carta en memoria de su padre en la que atacaba a la viuda y su hermana Susana, también presentes. El hecho tomó mayor trascendencia ya que horas antes, Jaime Ostos Junior, hijo del torero y supuesta pareja de Yolanda, hacía pública su homosexualidad en una revista de temática gay y en un programa de televisión de máxima audiencia. Fue entonces cuando trascendió que la historia de los desencuentros fraternales era mucho más inimaginable de lo que en un principio se pensó.

 

Yolanda atravesaba por un tenso momento vital tras haber denunciado a Francisco Amat, su exmarido, por presuntos malos tratos. En cambio éste, entonces pendiente de una resolución por una denuncia por presuntos abusos a sus tres hijos y alegando que estos no estaban escolarizados y que su exmujer sufría de inestabilidad emocional, reclamaba que la custodia recayese en Susana, casada con el jinete francés Julien Epaillard, que no conocía a sus sobrinos. Por su parte, Yolanda acusaba públicamente a su familia de querer inhabilitarla para quedarse con su parte proporcional de la fortuna de más de mil millones de euros que Luis García Cereceda legó a sus hijos y su viuda.