Sebastián Palomo Linares se reencuentra con la mujer que abandonó en 1976

Celia García Obregón fue durante dos años y medio la pareja oficial de Sebastián Palomo Linares. Dos jóvenes que se mostraban felices y que habían decidido emprender una vida en común. Hasta que apareció Marina Danko en la vida del torero. Desde entonces no se volvieron a ver, hasta hace unos días, durante la inauguración de nueva exposición artística.

Mientras la hermana de Ana García Obregón preparaba la boda, Palomo Linares se fue a hacer las Américas. A su vuelta, le comunicó que acababa de conocer a una bella joven llamada Marina Danko, con la que quería compartir el resto de su vida.

García Obregón desapareció definitivamente de la vida del torero pero nunca tuvo una mala palabra hacia la persona con la que había compartido grandes momentos de su vida. De hecho, la boda entre el torero y Celia, que no se separaban ni un momento, era inminente. El día que Palomo Linares apadrinó a Triana, la primogénita de Charo Vega, Celia fue una más de la familia y todos los amigos del torero estaban encantados con la mujer que se iba a convertir en la esposa del diestro. Así es como la recuerdan algunos de los invitados al bautizo.

Esta semana, Sebastián inauguró una nueva exposición de pintura, y toda la atención se centraba en Lilián Lopez, la mujer con la que se le ha relacionado en los últimos meses. La empresaria venezolana hacía su aparición como una verdadera estrella. Pero a pocos metros y con una aptitud totalmente distinta, se encontraba Celia García Obregón, el gran amor de Palomo Linares durante 1974 y 1976. “Hace 36 años que no he visto a Sebastián. Durante su matrimonio con Marina Danko no hemos coincidido. Hoy sí quería apoyarlo”, comentó a Vanitatis con una sonrisa Celia.

La mujer que pudo ser la esposa de Palomo Linares rehízo su vida y fue feliz. Celia no guarda ningún rencor ni resentimiento hacia Sebastián, y sigue teniendo un grato recuerdo de aquella época. Un sentimiento que demuestra con este encuentro hacia la persona que un día la dejó plantada y sin novio.