Patricia Cerezo, la mujer a la sombra de Ramón García

La trayectoria profesional de Ramón García sufría esta misma semana un duro revés. El pasado jueves, Televisión Española decidía cancelar el concurso ¿Conoces España?, después de sólo cuatro semanas de emisión, debido al escaso respaldo de la audiencia, en contraposición a Sálvame y ¡Ahora caigo!. Con este varapalo y a la espera de nuevos proyectos, Ramontxu vuelve a vivir un impasse en su carrera, en el que, sin embargo, cuenta con un gran apoyo: su esposa, Patricia Cerezo.

La mujer a la sombra de García acaba de cumplir 40 años y lleva gran parte de ellos unida a uno de los rostros más entrañables y queridos de la televisión. Eterna consorte, como a ella le gusta definirse, siempre se ha mantenido en un discreto segundo plano dejando todo el protagonismo a su marido, cuya capa puede llegar a adquirir mayores cotas de notoriedad que su dueño, si cabe.

Pocos detalles se conocen sobre la mujer de Ramontxu. Desde que uniera su vida a la del presentador de los célebres Qué apostamos y GranPrix, hace ahora tres lustros, Cerezo, periodista de profesión, se ha dedicado en cuerpo y alma a su labor de madre y esposa, un papel que desempeña con gusto. "Estoy muy orgullosa de ser la mujer de Ramón (...). Aunque él sea un rostro conocido, a mí no me afecta porque soy la consorte, pero se lleva muy bien. Además, cuando trabajas en algo público lo importante y lo ideal es que te reconozcan", confiesa a Vanitatis.

Madridista -como ella misma se encarga de recalcar en su cuenta personal de Twitter- y gran aficionada a los toros, según reconocía a este portal, Patricia Cerezo reparte su tiempo entre sus amigos, su pareja y sus dos hijas: Natalia, de 9 años, y Verónica, de 6, fruto de su relación con el presentador, del que, dice, concilia perfectamente la vida profesional y la familiar. "Lo compaginamos muy bien. De lunes a viernes se trabaja y los fines de semana están para disfrutar", señalaba antes de conocer la decisión de TVE y Globomedia de prescindir del programa de su marido.

El matrimonio, que tras este bache laboral podría tomarse unos días de vacaciones en Cádiz, uno de sus destinos favoritos, tampoco tiene problemas para repartirse las tareas del hogar ni para tomar decisiones. "En casa el capote lo llevamos los dos. Lo hacemos todo al alimón, como se suele decir", concluye.