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La 'boda búnker' de Raquel Sánchez Silva
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La 'boda búnker' de Raquel Sánchez Silva

Raquel Sánchez Silva lo tiene claro. No quiere que su boda se convierta en un acontecimiento mediático y se esfuerza por blindarlo en la medida de

Raquel Sánchez Silva lo tiene claro. No quiere que su boda se convierta en un acontecimiento mediático y se esfuerza por blindarlo en la medida de lo posible. Ni exclusivas ni prensa invitada estarán presentes en uno de los enlaces de este verano, el que unirá a la presentadora de Supervivientes con el cámara italiano Mario Biondo, del que se enamoró en la isla y al que prevé dar el sí, quiero en tan sólo unos meses.

"La exclusiva no es mi estilo y lo de la presencia de la prensa tampoco va en mi manera de vivir este tipo de situaciones", señala en conversación con Vanitatis, mientras trata, no sin esfuerzo, de no revelar demasiados detalles acerca del que será uno de los días más felices de su vida, como la lista de invitados. "La verdad es que soy poco multitudinaria y no sé quién va a venir todavía porque ya he hecho las invitaciones, pero aún no he recibido confirmaciones".

La presentadora también guarda bajo llave el destino de su luna de miel. "El viaje no es dónde, sino con quién, sobre todo ahora", afirma romántica, aunque rápidamente reconoce que antes o después de la misma viajarán, como parte de las vacaciones estivales -en las que lleva pensando un año-, a su tierra y a la de su chico, una región que ella ya conoce, al igual que a la familia de su futuro marido.

Su máxima de organizar un enlace bajo el más absoluto de los secretos concierne también, y como no podía ser de otro modo, al vestido de novia. "El traje aún está con Ion (Ion Fiz, odisto encargado de diseñarlo) en Bilbao. Todavía se está haciendo, porque no tengo todo atado, ni mucho menos. Me faltan cosas, como el vestido, que espero que sea sorprendente y precioso. Puede que arriesgue, porque Ion es muy rompedor. Además es un día especial y pienso que te puedes permitir cosas que a lo mejor no llevas en otros momentos. En cualquier caso, el vestido es un canto a la familia, al amor, a la ilusión y al romanticismo, todo llevado al extremo, al 100%. Con el vestido quiero expresar que me importa lo que estoy haciendo", confiesa.

Lo que sí tiene ya Raquel Sánchez Silva en su poder es el velo de novia: una tradicional mantilla blanca en perfecto estado de corte romántico y vintage que adquirió el pasado mes de marzo en el Rastro de Madrid junto a su amigo Fiz.

Con todo, la presentadora, de 39 años, trata de llevar los preparativos de su enlace con calma, aunque no siempre lo consigue. "Para ponerme nerviosa necesito más tiempo, pero es algo importante y me inquieta porque lo quiero hacer bien. Tengo mañanas más tranquilas y otras de histeria. Es muy complicado organizar una boda, aunque siempre dicen que es más estresante un divorcio o una mudanza, pero ya veremos. A mí me está empezando a parecer una cosa dura, porque no es que no sepa delegar, sino que a mí me gusta implicarme mucho en todo lo que hago".

"Los planes sólo te llevan a la frustración"

Raquel Sánchez Silva, que en más de una ocasión ha manifestado su deseo de formar una familia, asegura que sigue pensando lo mismo que hace cinco años, aunque no le gusta hacer planes. "Me encantaría tener hijos, pero dependerá de muchas circunstancias, de las posibilidades, del tiempo, de nosotros... La vida me ha enseñado en todos los sentidos que hacer planes no sirve prácticamente de nada. Yo creo que hay que ser previsora y prudente hasta donde puedas, y también un poco loca, hasta donde puedas, porque luego la vida es la que te va dando. Los planes sólo te llevan a la frustración y a la desilusión. Yo creo que está muy bien ilusionarse, pero también dejar después que las cosas ocurran".

Raquel Sánchez Silva lo tiene claro. No quiere que su boda se convierta en un acontecimiento mediático y se esfuerza por blindarlo en la medida de lo posible. Ni exclusivas ni prensa invitada estarán presentes en uno de los enlaces de este verano, el que unirá a la presentadora de Supervivientes con el cámara italiano Mario Biondo, del que se enamoró en la isla y al que prevé dar el sí, quiero en tan sólo unos meses.