La boda que unió a Leo Messi con Belén Esteban

Este fin de semana, Tamara Gorro pasaba a engrosar la listas de las WAG' S (wifes and girlfriends, mujeres y novias) de los futbolistas gracias a su boda con el argentino Ezequiel Garay, exjugador del Real Madrid y actualmente en las filas del Benfica, un selecto y variopinto grupo en el que se encuentran artistas internacionales como Shakira, presentadoras como Sara Carbonero y Lara Álvarez, modelos como Irina Shayk o Lorena Bernal.

Sin embargo, el enlace de la que fuera Miss Segovia 2008 y Ezequiel Garay no ha sido el que cabría esperar de una WAG, aunque sí ha contado con la presencia de muchos de los compañeros de profesión del argentino (Vea las imágenes del enlace). Debido a su condición de colaboradora de María Teresa Campos en Qué tiempo tan feliz y su paso por diversos programas de la cadena de Fuencarral -como Sálvame o Mujeres, hombres y viceversa-, Gorro ha invitado a numeros rostros conocidos de Telecinco a una celebración que tenía lugar en la finca El Olivar, del municipio madrileño de Alcalá de Henares.

Así, a la pintoresca boda estaban invitados, por ejemplo, Leo Messi y Belén Esteban; Gonzalo Higuaín y Paz Padilla; Fernando Gago y Jordi González; Ángel Di María y Sandra Barneda; Esperanza Gracia y Guti, que acudía acompañado de su prometida, Romina Belluscio. También estaban presentes el jugador del Nápoles Ezequiel Lavezzi, el colaborador de Telecinco Nacho Montes, Anabel Pantoja -sobrina de la tonadillera-, Beatriz Trapote y Víctor Janeiro, Chayo Mohedano y su marido, Andrés Fernández, María Teresa Campos y su hija Terelu, Marta López (exGH), Raquel Bollo, Luis Rollán, Rosa Benito y Amador Mohedano, Kiko Matamoros y su mujer, Makoke, Kiko Hernández, Kiko Rivera y Jessica Bueno, Jorge Javier Vázquez, el modelo José Montalvo, Nani Gaitán, Chiqui Martí, así como gran parte de la plantilla del Benfica, entre otros. La mezcla de invitados prometía, efectivamente, ser de órdago.

En un coche de caballos

Pasadas las 13.30 de la tarde, la novia hacía su entrada en la finca acompañada de sus familiares más cercanos. Lo hacía en un coche, que cambiaba a la entrada del recinto por una calesa de caballos. Tras el convite, los novios, ya convertidos en marido y mujer, salían a saludar a las puertas de la finca a toda la prensa que convocaron para tal efecto.