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Alejandro Agag arropa el estreno del 'Billionaire' de Briatore en Marbella
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Alejandro Agag arropa el estreno del 'Billionaire' de Briatore en Marbella

Flavio Briatore se quedó solo en su palco de millonario. Al lado de su mesa, los clientes que pagaron 20.000 euros para verle en vivo y

Flavio Briatore se quedó solo en su palco de millonario. Al lado de su mesa, los clientes que pagaron 20.000 euros para verle en vivo y en directo solo observaron las carantoñas que se hacía con su jovencísima Elisabetta Gregoraci. Por más que el lema del local sea “El lujo de ser uno mismo”, tomarle la palabra puede no bastar.  

La milla de Oro marbellí se había vestido para la ocasión este viernes por la noche. Aunque el club millonario estuvo lleno de mesas, no ocurrió como en otras inauguraciones de sus clubs donde las celebrities aparecían en cualquier recodo. Uno de los pocos conocidos fue Alejandro Agag, yerno de José María Aznar, que incluso llegó a visitar a la competencia, la discoteca Olivia Valere. Mientras tanto, su esposa,  Ana Aznar, se quedó en casa con los niños. Con la llegada de sus suegros a Gualdalmina y del club Billionaire de su socio a Marbella ya tiene mil  excusas para perderse por la Costa del Sol.

Pero a los responsables del club no les preocupa esta carencia de famosos. La clave del éxito de un club así es que empieza el goteo de Vips paulatinamente. Con tan solo enumerar los famosos que han pasado por el Billionaire de otros lugares como Jay-Z, Beyoncé, Lenny Kravitz, Mariah Carey, Phil Collins, Bruce Willis o Anne Hathaway, hasta modelos como Naomi Campbell y la omnipresente Paris Hilton, uno se pregunta cómo no ha venido ninguno a Marbella. Habrá que esperar. 

Lo mejor de la noche de este viernes fueron las féminas. No solo la espectacular modelo Elisabetta Gregoraci sino también la novia de su socio español Juan Carlos Ferrero, la vallisoletana Laura Pérez, que compitió con su belleza castellana en el photocall del Billionaire.

Tampoco Pedro Trapote y su esposa, Begoña García Vaquero, quisieron perderse el evento. Hicieron unos bailecillos y se fueron enseguida. A cambio los otros invitados disfrutaron de una decoración que mezcla épocas y estilos en busca de elegancia. Y eso sí lo consiguieron, sofás que rememoran los salones de Versalles conviven con una puesta de negro y oro a la antigua usanza.

Lejos de la inauguración del Billionaire de Mónaco, lo único parecido fue el vetusto Philippe Junott, por eso de que un día tocó Montecarlo y ahora saborea las mieles de la jubilación en Marbella. El ex de Carolina estuvo de risas con el divo Briatore, pero nada más.

Una discoteca en tiempos de crisis

Para Briatore todos sus locales son iguales. El de ahora, en la mítica Milla de Oro marbellí, se suma al de Cerdeña, Estambul o Montecarlo. En el encuentro que mantuvo con la prensa aseguró que él amaba todos sus clubs por igual y defendía así este nuevo proyecto: “Es el mejor momento. En tiempos de crisis es cuando hay que arriesgar”, aseguró a Vanitatis, para después comentar su otra gran pasión: la Fórmula 1.

Sin embargo, el merito de esta apuesta de Billionaire en Marbella es la del vallisoletano Juan Carlos Ferrero, el autentico gurú de la noche marbellí que todo lo que toca lo hace oro. Incluso el padre Lezama ha puesto en sus manos la gestión de la Meridiana, lugar donde los Briatore cenaron y degustaron las viandas del templo gastronómico.

Para Briatore es importante “la clientela de alto nivel que tiene Marbella”. Y no se olvidó de la ruta de Michelle Obama. Los Briatore hicieron lo mismo que la Primera Dama de Estados Unidos cuando se hospedó en el Villapadierna, aunque este sábado a primera hora salía el avión privado de los Briatore con destino Italia. Su frase lapidaria ya ha quedado prendida en "la ciudad del canto sin dueño": “El turismo es la única tienda que nunca cierra”, destacó. All That Jazz.

Flavio Briatore se quedó solo en su palco de millonario. Al lado de su mesa, los clientes que pagaron 20.000 euros para verle en vivo y en directo solo observaron las carantoñas que se hacía con su jovencísima Elisabetta Gregoraci. Por más que el lema del local sea “El lujo de ser uno mismo”, tomarle la palabra puede no bastar.  

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