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Julián Muñoz declara temeroso de una Isabel Pantoja enlutada y con crucifijo
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Julián Muñoz declara temeroso de una Isabel Pantoja enlutada y con crucifijo

Con la cabezada echada a un lado y de luto riguroso, como si de la doliente Virgen de la Soledad se tratara. Así se ha mostrado

Con la cabezada echada a un lado y de luto riguroso, como si de la doliente Virgen de la Soledad se tratara. Así se ha mostrado este martes Isabel Pantoja en el banquillo de los acusados. El crucifijo de su rosario como talismán en el bolso y frente a ella “el hombre que le arruinó su honra”, Julián Muñoz. Con cara de circunstancias, la tonadillera escuchaba como su expareja, encorvado ante el Tribunal, aducía total indefensión y explicaba que “no quería declarar”. El presidente del tribunal no ha tenido misericordia para con el imputado, y agotada su paciencia le espetó: “Si usted no declara hoy, no va a declarar en toda la causa. Así que usted sabrá, o hoy, o nunca”.

Julián se vio acorralado y decidió declarar. Mientras hablaba le temblaban las piernas, pensando que Isabel Pantoja iba a tener la última palabra. Es por eso que esgrimía todo tipo de argumentos para intentar declarar después que la tonadillera. Muñoz, a pesar del pacto de no agresión que han hecho las defensas de la cantante y la suya propia, no parecía fiarse de Isabel y daba la sensación de intuir que en cualquier momento podría ser traicionado. Así que después de sus malos modos del principio, intentó ser más condescendiente con el juez, y le explicó que él no tenía inconveniente en declarar, pero que no quería hacerlo porque "la documentación es incompleta", tal y como ha subrayado también su abogado. Tras el duro rifirrafe con el magistrado, Julián acabó declarando, bajo la mirada desafiante de su exnovia Isabel Pantoja.

Muñoz y Alí Babá

Antes de que Muñoz empezase con sus alegaciones, el Ministerio Fiscal le recordó todo su pasado judicial y situó al personaje, enumerando las sentencias condenatorias que ya tiene y que aún está pendiente de cumplir. Pero estos delitos que pesan sobre él por otros procesos no parecían preocupar al imputado. El exalcalde ha lamentado que el Ministerio Público "quiera situarme como si fuera Alí Babá". El juez se pasó prácticamente casi toda la sesión reprendiendo al acusado por su forma de responder a las preguntas de la fiscal. Julián Muñoz argumentaba que esa es su forma de hablar.  

En la causa que se juzga hay un desfase patrimonial de más de medio millón de euros de gasto de la familia del exalcalde, que no está justificado. El endeble argumento de Muñoz, que afirma haber “ahorrado en ese tiempo”, no ha convencido a nadie. La fiscal María del Mar López-Herrero le ha seguido preguntando por los "numerosos ingresos en efectivo" en sus extractos bancarios. Muñoz insiste en que en ese desfase recogido en el informe de la Udyco no se tiene en cuenta su "capacidad de ahorro" ya que, desde 1991, tenía varios ingresos: nómina del Ayuntamiento, sobres mensuales de 300.000 pesetas que recibían y no declaraba "nunca", su sueldo en Diputación, asistencia a plenos, etc.Todo esto desde que llegó en 1991 al poder de la mano de Jesús Gil. Muñoz acabó reconociendo que Gil les daba gratificaciones: "El señor Gil, que trabajábamos muy duro, nos gratificaba con un millón de pesetas a veces, otras veces menos".

La fiscal insistió en los grandes gastos de Muñoz: un barco de recreo, un coche, sociedades a su nombre… Todo ello sin justificar la procedencia del dinero. Muñoz recordó que tenía negocios en Puerto Banús, además de su nómina del Ayuntamiento, Diputación, etc.

El Guadalpín de la Pantoja

Julián Muñoz, adoctrinado por su abogado, siguió el guión de no agresión pactado por las defensas de los acusados. Aseguró ante el tribunal que nunca intervino en la compra de Isabel Pantoja del apartamento 105 del hotel Guadalpín. Y aseguró que él y su exmujer “tampoco han tenido nunca un apartamento en este hotel”.

Tal y como publicó El Confidencial, fueron unas escrituras de Pantoja guardadas en una carpeta naranja por Roca las que incriminaron a Julián Muñoz en esta causa. El exgerente de urbanismo tenía en su despacho de Maras Asesores estos documentos: las escrituras del apartamento de Isabel Pantoja en el hotel Guadalpín y el contrato de compraventa de otra vivienda que Maite Zaldívar adquirió en este complejo a la promotora Aifos. Desde entonces la Fiscalía Anticorrupción sostiene que Isabel Pantoja blanqueó 1,8 millones de euros "de procedencia ilegal" que le proporcionó Julián Muñoz. Ese dinero fue invertido en la compra de un apartamento en el hotel Guadalpín, por el que desembolsó 330.556 euros tras obtener una rebaja de 180.000 euros que el Ministerio Público relaciona con "resoluciones" dictadas por Julián Muñoz, porque dos días después de que se produjera la compra le concedió licencia de primera ocupación al complejo.

El segundo destino que encontró el dinero, por el que ahora declara Julián Muñoz, fue la compra del chalé Mi Gitana. La fiscal hoy le ha recordado a Muñoz cómo se encontró una copia del contrato en un despacho de Juan Antonio Roca y cuando han abordado la compra de la casa de La Pera, Muñoz ha indicado que él no "pagó ni una peseta". Que todo corrió a cargo de Isabel Pantoja, mobiliario incluido. La guinda final ha sido cuando el exalcalde ha detallado que Isabel Pantoja era la que le daba el dinero hasta para que se tomara el café.

Con la cabezada echada a un lado y de luto riguroso, como si de la doliente Virgen de la Soledad se tratara. Así se ha mostrado este martes Isabel Pantoja en el banquillo de los acusados. El crucifijo de su rosario como talismán en el bolso y frente a ella “el hombre que le arruinó su honra”, Julián Muñoz. Con cara de circunstancias, la tonadillera escuchaba como su expareja, encorvado ante el Tribunal, aducía total indefensión y explicaba que “no quería declarar”. El presidente del tribunal no ha tenido misericordia para con el imputado, y agotada su paciencia le espetó: “Si usted no declara hoy, no va a declarar en toda la causa. Así que usted sabrá, o hoy, o nunca”.

Isabel Pantoja