Tócala otra vez, Sara: Carbonero se apunta a clases de piano para calmar el estrés

Dicen que la música amansa a las fieras. Y Sara Carbonero lidia todos los días con ellas. A pesar de que lleva mejor la presión mediática, alguna que otra vez, como ocurrió este fin de semana pasado en los premios Príncipe de Asturias, la situación le supera y pierde los papeles con la prensa. Por eso, la periodista y novia de Iker Casillas, cancerbero de la Selección Española y del Real Madrid, ha decidido relajar tensiones y se ha apuntado a clases de piano. Ahora, después de presentar cada día la edición de Deportes de Informativos Telecinco, ésta cultivará lo que los griegos llamaron el arte de las musas. Ella, en efecto, lo es.

Tal y como ha podido saber Vanitatis, Carbonero, que ha estudiado música desde los ocho años y es una gran guitarrista, acudió este lunes a un conocido centro de la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, muy cerca de la casa en La Finca a la que tanto ella como su pareja se mudarán en breve, y se matriculó en ella para aprender a tocar el piano, un instrumento que, al parecer, causa furor entre otros rostros de la cadena de Paolo Vasile. La presentadora Sandra Barneda también lo hace sonar en sus ratos libres. Parece que así se relajan los rostros más conocidos de Mediaset.

De esta forma, Sara, como si de la mítica canción de Billy Joel tantas veces versionada se tratara, se ha convertido en la pianista de la lujosa urbanización, en la que viven otros nombres ilustres. La pareja, que acaba de cumplir dos años de noviazgo, ya ha comenzado a llevar bártulos a su nuevo domicilio, que ha estado de reforma durante los últimos meses, pero de momento no se han instalado totalmente. De hecho, la periodista y su chico celebraron el último galardón de éste en su casa de Boadilla del Monte.

De momento es una neófita, pero quién sabe si la tardía vocación musical de Sara Carbonero puede concluir como la mítica película de Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, y la periodista, quien de momento no piensa en cambiar de ámbito profesional y disfruta mucho con los deportes, termina en no mucho tiempo escuchando aquello de “tócala otra vez, Sara”.