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'Miliki', el artista pegado a una nariz roja
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'Miliki', el artista pegado a una nariz roja

Emilio Aragón hijo sabía bien lo que hacía cuando colocó a su padre en el clímax final de su primera y única película, Pájaros de papel.

Emilio Aragón hijo sabía bien lo que hacía cuando colocó a su padre en el clímax final de su primera y única película, Pájaros de papel. En ese cierre sentimental, reminiscente de El gran dictador o de cualquier clásico en el que un discurso final haya apelado a la emoción del público, aparecía su padre, ‘Miliki’, ofreciendo unas palabras dedicadas a la profesión de ‘cómico’, de actor, de ‘entertainer’.  Ese hombre ha muerto este domingo en Madrid a los 83 años de edad. 

En un guiño impagable, el espectador que había visto durante toda la película a un niño que sufre junto a su padre la ‘mala vida’ de unos cómicos de posguerra perpetuamente condenados por la situación política y el poco aprecio hacia su profesión, descubría que ese niño tenía, pasados los años, el rostro de ‘Miliki’. El espectador de cierta edad reconocía al padre de Emilio Aragón y captaba la relación entre realidad y ficción; el más joven, a un señor mayor que resumía el lema de la cinta: el homenaje a los que entretuvieron y entretienen a un público que siempre querrá huir de la realidad.

Seguramente ese fue el lema de ‘Miliki’ fuera de la ficción; el leitmotiv de un hombre que  no solo era padre de Emilio Aragón y Rita Irasema, sino hermano de ‘Gaby’ y ‘Fofó’, aquellos ‘payasos de la tele’ que, junto a él, se convirtieron en un referente para cualquier niño que viese la televisión en la España de los años 70. Emilio Aragón Bermúdez, como figuraba en su DNI, nació en Carmona en 1929. Se podría decir que de casta le venía al galgo, ya que su padre era Emilio Aragón Foureaux, ‘Emig’, conocido miembro del grupo de payasos ‘Pompoff, Thedy y Emig’, un trío que serviría de espejo para los futuros ‘payasos de la tele’.

Su madre era bailarina acróbata sobre caballo y sus tíos también se dedicaban al mundo del circo. Se puede decir que llevaba las carpas, los animales y los acróbatas en la sangre y que la vida le enseñó a vivir el circo desde que era bien pequeño. Unirse a sus hermanos y formar el trío ‘Gaby, Fofó y Miliki’ lo llevó por Cuba, Venezuela o Argentina. De hecho fue en Cuba donde nació su hijo más famoso, ese Emilio Aragón que se convertiría en el popular Médico de Familia y en el presidente de La Sexta, nada menos.

Aquel “poema único en el mundo”, como él llamaba al circo, empezaba a modernizarse y se introducía en nuevas vías como la televisión. Y fue eso lo que motivó el regreso de los tres hermanos a España en 1972. Un año más tarde nacía El gran circo de TVE y media España gritaba “¿Cómo están ustedes?” y respondía, como si se tratase de un auténtico grito de guerra, “¡Bieen!”. No solo los niños querían estar bien, sino los adultos de todo un país que vivía los últimos latigazos de una dictadura que se había convertido en ‘dictablanda’. El programa sufrió un lógico desgaste acrecentado por la traumática muerte de Fofó en 1976 y acabó cerrando para siempre. Para él, la muerte de su hermano supuso la “pérdida de la tercera parte de su cuerpo”. Muchos consideraron el programa un modelo impecable de televisión infantil, con sus sketches y con canciones que formaron parte de la cultura popular española durante una década.

La reinvención de ‘Miliki’ en los 80 fue pareja al apoyo a grupos infantiles o a lanzamientos discográficos en los que creyó. Muchos son los músicos nacidos en esa década que le estarán eternamente agradecidos. La llegada de las televisiones privadas también lo descubrió a una nueva generación, que pasaba las tardes embelesada entre bocadillos de Nocilla y programas como La Merienda en Antena 3, o Superguay en Telecinco. Lo acompañaba su hija Rita Irasema mientras que Emilio se convertía en un ‘showman’ todoterreno que lo mismo presentaba El gran juego de la oca que se divertía cantando Te huelen los pies.

La deuda de toda una generación con ‘Miliki’ era perfectamente conocida por él cuando presentó un disco llamado A mis niños de 30 años, toda una declaración de intenciones. Aquellos que habían escuchado que Susanita  tenía un ratón o que saludaban con un “Hola don Pepito, hola don José” se habían hecho mayores. Sus hijos ya no veían payasos en la tele sino a ‘Pokemons’, ‘Digimons’ y demás héroes a los que ya no les hacía falta hacer reír bajo una carpa para conquistarles.

Por ese cambio se echarán de menos muchos ‘Milikis’ en la televisión actual. También por eso resulta tan convincente su monólogo al final de Pájaros de papel. Porque, como cantaba Víctor Manuel en su impagable ‘Cómicos’, estos “duermen vestidos, viven desnudos y beben la vida a tragos”. Y seguro que eso lo sabía muy bien no solo el anciano de la ficción que aparecía ante un emocionado público al final de la película dirigida por su hijo, sino también este hombre real y consciente de que para ser un buen payaso se necesita algo más que una nariz roja.

Emilio Aragón hijo sabía bien lo que hacía cuando colocó a su padre en el clímax final de su primera y única película, Pájaros de papel. En ese cierre sentimental, reminiscente de El gran dictador o de cualquier clásico en el que un discurso final haya apelado a la emoción del público, aparecía su padre, ‘Miliki’, ofreciendo unas palabras dedicadas a la profesión de ‘cómico’, de actor, de ‘entertainer’.  Ese hombre ha muerto este domingo en Madrid a los 83 años de edad.