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El arquitecto, el cura y los famosos
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El arquitecto, el cura y los famosos

Hablar del padre Garralda y de Joaquín Torres sin traer a colación a los famosos sería como hacerlo de Lourdes y obviar los milagros. En efecto,

Hablar del padre Garralda y de Joaquín Torres sin traer a colación a los famosos sería como hacerlo de Lourdes y obviar los milagros. En efecto, el sacerdote y el arquitecto se mueven con cierta fluidez en los ambientes más selectos del panorama social y se relacionan con los vips con una condescendencia digna del estudio del antropólogo de turno. Obviamente, cada uno en su correspondiente campo. Solo faltaba que el ubicuo Torres también se metiera a cura. Ambos decidieron unir sus fuerzas este lunes por la noche. El resultado fue una fiesta por todo lo alto en A-Cero, el estudio de Joaquín, al que acudieron numerosos rostros conocidos. El objetivo final: recaudar fondos para la Fundación Horizontes Abiertos, que gestiona el Padre Garralda.

El sacerdote, que c uenta en su currículum con los esposorios de Fonsi y Ariadne o el Carla Goyanes y Jorge Benguría, se convirtió en la estrella rutilante de la noche, hasta que llegaron Borja Thyssen y Blanca Cuesta. “Nos encanta colaborar”, se limitaron a decir. Ni mú sobre ese apocalítptico encuentro con la baronesa. Para entonces, como las trompetas que anuncian el fin apareció Marina Danko, con un look muy años 30. Recargada, porque ella, que estudia en la Sorbona, es barroca. Rococó ya es mucho decir. La acompañaba su representante, Rocío Bacharach, que es eficiente hasta decir basta. Y de repente hicieron acto de presencia Ana Rosa Quintana, con su marido, y Susana Griso, con el suyo. Dos reinas mañaneras, juntas a las diez de la noche.

Casualidades de la vida. Como que esa misma noche, valga la redundancia, estuviera de buen humor Marina Castaño, que selecciona los medios con los que se quiere hacer la foto. Está en su derecho, porque no todas pueden presumir de ser viuda de Nobel. Las mechas le quedaban perfectas (hay que recordar que reserva en la peluquería como marquesa viuda de Iria Flavia), aunque el rumore se centró en la piel tersa que lucía. Será el amor, porque está pilladísima (el término la verdad que no es muy acertado) del cirujano Enrique Puras, que dicen que opera mucho, pero no se pierde una fiesta. Simoneta Gómez-Acebo también se deja ver más últimamente. La exposición que comisionó en el Thyssen sigue siendo un éxito. Es habitual que cuelguen el cartel de “No hay entradas”, como ocurrió este fin de semana. Y eso que la muestra ya lleva unas semanas.

A Montse Fraile, esposa del periodista José María García, le entró una especie de pánico, cuando se vio objetivo de los fotógrafos. “Yo no soy nadie”, decía. “Pues claro, tienes un hijo que vale una mina”, le contestó alguien que pasaba por allí. Y se quedaron tan anchos sin aludir a su santo. Una mina no, pero una antigüedad de las buenas de Ansorena, sin ninguna duda. El chico en cuestión se llama Luis, es decorador y, vamos, es de lo que más pita. Se lo rifan. También estuvieron Soraya Arnelas, Nuria March,Isabel Gemio, Luján Argüelles, Maribel Yébenes, Cristina Tárrega, Juan Ramón Lucas o Mónica Silva, esposa de Pepe Barroso. Ni rastro de Luis Alfonso de Borbón, Margarita Vargas, la duquesa de Fernandina o Aitor Ocio, que también estaban en la convocatoria. Al parecer, algunos pusieron el caché por delante. Y claro lo de ser solidario por la cara, como que no.

Hablar del padre Garralda y de Joaquín Torres sin traer a colación a los famosos sería como hacerlo de Lourdes y obviar los milagros. En efecto, el sacerdote y el arquitecto se mueven con cierta fluidez en los ambientes más selectos del panorama social y se relacionan con los vips con una condescendencia digna del estudio del antropólogo de turno. Obviamente, cada uno en su correspondiente campo. Solo faltaba que el ubicuo Torres también se metiera a cura. Ambos decidieron unir sus fuerzas este lunes por la noche. El resultado fue una fiesta por todo lo alto en A-Cero, el estudio de Joaquín, al que acudieron numerosos rostros conocidos. El objetivo final: recaudar fondos para la Fundación Horizontes Abiertos, que gestiona el Padre Garralda.