Eugenia y Francisco afrontan la 'batalla' final por la custodia de su hija

El contencioso por la custodia de Cayetana, que ha mantenido distanciados a sus padres, Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera, vive este lunes un nuevo capítulo en los juzgados de Familia de Francisco Gervás de Madrid. A las diez de la mañana se celebra la vista de una historia legal que, a juzgar por amistades de ambos, nunca tendría que haberse producido. Y es que, el coste personal es alto, incluso para la hija. La menor no estará presente en el juzgado porque ya se le tomó declaración antes del verano en el mismo lugar. Lo que dijo forma parte de la documentación que se adscribe a la causa, para la que hay testigos aportados por ambas partes. En el caso de Eugenia, acuden al juzgado varias madres y profesores del Instituto Británico, centro escolar al que acude la menor, una cuidadora y sus hermanos para darle su apoyo. Rivera irá acompañado de un amigo de toda la vida y de sus hermanos Cayetano y Julián.

El proceso legal de un cambio de custodia suele ser muy duro. Este no es una excepción, a pesar de que el torero no ha manifestado en ningún momento que su ex mujer fuera una mala madre: “Lo único que quiero es que mi hija viva conmigo que es lo que ella quiere. Si no luchara por su deseo puede que algún día me lo echase en cara. Tengo todo el derecho a hacerlo como padre”, explicaba  Rivera a Vanitatis para explicar las  razones de su petición.

Desde que el padre interpuso la demanda en junio pasado a instancia de su hija después de que esta le pidiese en repetidas ocasiones vivir con él en vez de con su madre, el malestar familiar ha ido en aumento. El disgusto ha sido mayor para Eugenia, que no entiende la postura de su ex marido, con el que mantenía una relación cordial. Ella nunca se había opuesto a los cambios en las visitas que solicitaba el torero a causa su trabajo. “Cayetana ha estado con su padre siempre que ha querido. Se la ha llevado de viaje aunque no le tocara, se ha ido a Sevilla fines de semana que no le correspondían, ha venido a buscarla en días de colegio y nunca ha existido ningún problema.

Justamente por eso no entiende la decisión de desequilibrar la vida de una niña de trece años que está integrada en su colegio de Madrid y que está hecha a entorno en una edad que empieza a ser complicada. Los adolescentes son egoístas y lo que quieren es estar con el padre o la madre que menos les complique la vida”, aseguran amistades comunes que no están nada de acuerdo con la demanda que interpuso Francisco. Uno de los mayores oponentes al pleito es el hermano de Fran, Cayetano, que así se lo comunicó en su día a la duquesa de Alba. Para Cayetana, enterarse de la decisión de Francisco supuso un disgusto tremendo del que, dicen, no se ha recuperado. Desde el día que supo de la demanda, no quiere saber nada del que siempre fue su yerno preferido.

En septiembre pasado hubo una vista donde no hubo modificación alguna. Esa primera batalla legal la ganó Eugenia. Mientras tanto, Rivera, que ya se ha instalado en Sevilla, ha visto a su hija en los términos que especificaba el convenio. Eugenia exigió, a partir de ese momento, que dichos términos se cumpliesen a rajatabla. Los términos incluyen fines de semana alternos y aviso de cambio de planes con veinticuatro horas de antelación. La flexibilidad de antes ya no es posible. “La menor ha tenido que acudir a un juzgado y responder a las preguntas de un juez, con lo que eso intimida. Ahora más de lo mismo: que se hable de ella, que vea a la madre triste, que se utilicen historias pasadas para desacreditar a uno y a otros en la prensa… Nada de esto hacía falta”, afirman amistades de Eugenia. Según expertos juristas consultados por Vanitatis, parece que no habrá sorpresas en la sentencia: “Es difícil que haya una cambio radical, porque las medidas cautelares suelen ser determinantes” afirman. Finalmente, Francisco Rivera ha escrito en su perfil de Twitter: "Hoy ha sido un día muy difícil".