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El 'backstage' de Cannes: joyas robadas, disparos de fogueo y falsas cenicientas
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El 'backstage' de Cannes: joyas robadas, disparos de fogueo y falsas cenicientas

Luces, cámaras y acción. Tres palabras que deberían haber sido las protagonistas durante los 66 años del Festival de Cannes pero que han sido eclipsadas por

Luces, cámaras y acción. Tres palabras que deberían haber sido las protagonistas durante los 66 años del Festival de Cannes pero que han sido eclipsadas por decenas de anécdotas que han hecho historia. El bikini de Brigitte Bardot en 1953, los desmayos de tres personas durante la exhibición de la película Irreversible de Monica Belluci o el escándalo que se formó cuando el británico Sacha Baron Cohen debutó en la alfombra roja con un traje de baño de una sola pieza caracterizado como Borat, el personaje de una de sus películas, son solo algunas de ellas.

Sin embargo, y a pesar de que once días dan para mucho tanto dentro como fuera de la alfombra, en esta edición las anécdotas no sólo no han sido pocas, sino que no van a dejar huella en la historia.

El glamour ha sido lo más rentable sobre la moqueta roja. Pero no para quienes se pasearon por ella, sino para los ladrones. Después de que unas joyas de Chopard valoradas en más de un millón de euros desaparecieran de la habitación de un empleado de la joyería, la empresa suiza De Grisogono ha denunciado el robo de un collar valorado en dos millones de euros durante una fiesta celebrada con motivo del certamen cinematográfico.

La inseguridad ha sido, quizá, lo que más ha marcado esta edición, no sólo por el robo de joyas, sino también por los disparos al aire -realizados por un individuo que llevaba una pistola de fogueo y una granada ficticia- que transformaron en un absoluto caos la jornada del viernes 17 de mayo cuando el actor Christoph Waltz participaba en un programa de la cadena francesa Canal +. Pero no todo ha quedado ahí. Un falso PSY, el famoso cantante coreano del Gangnam Style, consiguió este jueves engañar no sólo a los miembros de seguridad, sino a los asistentes al festival que le pidieron varios autógrafos, algo que le abrió las puertas de par en par para colarse en varias fiestas VIP.

El Festival de Cannes también es la pasarela para las grandes tendencias, donde este año el estilo ha brillado por su ausencia y en la que ha triunfado la actriz Nicole Kidman, que ha dejado de ser fiel aliada del botox para dejarse seducir por la belleza natural y arriesgar con un peinado mohicano que dejó con la boca abierta a todos.

Como cenicientas se vistieron algunas famosas pero sin acierto. Este fue el caso de la actriz Julianne Moore que, por mucho que se vista de Dior se olvidó de que llevaba un vestido que le dejaba al descubierto un descuido imperdonable: los dedos de los pies sobresalían de las sandalias que llevaba.  

A pesar de que Cannes es el escenario perfecto para promocionarse, algunos, mejor dicho, algunas, sólo acuden a lucir palmito -y buscar trabajo- ya que no tienen película que estrenar o su relación con el mundo del cine no es más que comprar una entrada minutos antes de acceder a una

sala. El mejor ejemplo este año ha sido la actriz Paz Vega que, sin cinta que promocionar, es la española que más veces ha pisado la alfombra roja y la que ha acudido a más fiestas, entre ellas la de la firma Chopard. Y además le ha dado tiempo a participar en una sesión de fotos de Roberto Cavalli. Muy cinematográfico todo, igual que la aparición estelar de Irina Shayk, que con un vestido espectacular dejó demasiada piel al descubierto sin dejar lugar a la imaginación. Ella ni siquiera es actriz. Pero en Cannes eso no importa. Porque las marcas siguen financiando la cultura y son ellas quienes eligen quiénes deben llevar sus productos. 

Luces, cámaras y acción. Tres palabras que deberían haber sido las protagonistas durante los 66 años del Festival de Cannes pero que han sido eclipsadas por decenas de anécdotas que han hecho historia. El bikini de Brigitte Bardot en 1953, los desmayos de tres personas durante la exhibición de la película Irreversible de Monica Belluci o el escándalo que se formó cuando el británico Sacha Baron Cohen debutó en la alfombra roja con un traje de baño de una sola pieza caracterizado como Borat, el personaje de una de sus películas, son solo algunas de ellas.