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Yolanda Cereceda se posiciona del lado de Joaquín Torres en su juicio contra Susana Cereceda
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Yolanda Cereceda se posiciona del lado de Joaquín Torres en su juicio contra Susana Cereceda

Este viernes se cumplen exactamente tres años desde que el multimillonario Luis García Cereceda falleciese después de luchar durante casi una década contra

Este viernes se cumplen exactamente tres años desde que el multimillonario Luis García Cereceda falleciese después de luchar durante casi una década contra un tumor cerebral. Su legado sigue siendo a día de hoy razón de conflicto entre sus hijas, Susana y Yolanda Cereceda. Una lucha que ha provocado numerosos daños colaterales con nombre y apellidos. El más conocido, Joaquín Torres. El arquitecto tiene un potente aliado en su batalla contra Procisa, la empresa que gestiona La Finca, a la que acusa de adeudarle más de ocho millones de euros. Y es que la propia Yolanda Cereceda ha elegido el bando de Torres en la guerra que éste libra contra su propia hermana, Susana Cereceda. “Me ha ofrecido su casa para que me vaya a vivir con ella de forma gratuita como viví en una casa de su padre”, declara a Vanitatis el propio Joaquín Torres.

El arquitecto mantiene en estos momentos un triple enfrentamiento judicial con la familia Cereceda. Primero, Susana Cereceda demandó a Torres por el impago del alquiler de su casa en La Finca desde enero del presente año, acumulando una deuda de 45.000 euros. El arquitecto tomaba entonces la decisión de demandar a la hija de Luis García Cereceda reclamando 8,5 millones de euros a Procisa, que gestiona la urbanización, por supuestos proyectos nunca pagados. El tercer enfrentamiento era de vuelta: Susana Cereceda demandaba hace unas semanas al arquitecto por injurias y calumnias en varios medios.

“Yo defiendo mis intereses. Expongo el trabajo que he hecho. Es muy fácil de demostrar. Ellos siguen haciendo uso de mi imagen para vender La Finca. Todos los proyectos son míos, pero no me liquidan una serie de proyectos que yo he ejecutado”, declara el arquitecto. “Ella me pide rectificación y yo no tengo nada que rectificar. Yo lo que he dicho lo he dicho. No se habla con su hermana ni con su madre. No creo que discutan por su color de pelo. Que creo que podrían discutir por su color de pelo, por cierto. Discuten por pasta. Creo que no tiene mucho sentido este juicio”, afirma Torres.

Luis Cereceda fallecía en junio de 2010. “Mi relación con los Cereceda desgraciadamente terminó cuando murió Luis. Era la persona a la que yo me debía. Él dejó planteado una serie de líneas de actuación que su hija Susana no ha querido seguir. También hay que respetarlo. Ellos deciden en un momento dado prescindir de mí. Yo lo acepto, pero reclamo aquello que me deben. Esto terminará en los juzgados. El tiempo pone más o menos a cada uno en su lugar. Sólo hay que ver cómo dejé yo La Finca y cómo está La Finca ahora”, añade el arquitecto.

Su posicionamiento al lado de la viuda de Luis García Cereceda, Silvia Gómez Cuétara, en la guerra paralela que ésta mantuvo contra las hijas de su difunto marido acrecentó el conflicto de Torres con Susana Cereceda y ha confluido en la salida del arquitecto de la urbanización La Finca. “Me voy en julio. Yo pedí un año más porque me estoy haciendo una casa nueva. Manifesté que me iba de La Finca, pero no me dejaron quedarme un año más. Mi padre me ha cedido una casa que no usa desde hace 15 años. Me voy allí, a una vivienda que tiene mi padre en Las Encinas”.

Su trabajo en La Finca acercó a Joaquín Torres a famosos de nivel internacional que le convirtieron en el arquitecto de los famosos. Su fuerza mediática creció como la espuma en unos meses cuando comenzó a contar los secretos más morbosos que algunos de sus clientes le habían pedido a lo largo de su carrera. “La fama es una mentira, es algo irreal. Es una imagen que otra persona tiene de ti. Uno no es tan bueno o tan malo como otros te ven. Todo se magnifica. Esto lo averigüé trabajando con gente muy famosa”.

¿Abre o cierra puertas el ser un personaje famoso? “Hay gente que opina que he hablado demasiado, hay gente que opina que vulgarizo la arquitectura saliendo en programas como Sálvame. Yo no puedo enseñar ninguna casa si no tengo la autorización del cliente. Hay multitud de viviendas que yo no he podido enseñar. Yo a mis clientes intento convencerles para que me dejen enseñar mi trabajo de una forma muy natural. Lo que me diferencia de mis compañeros es otra forma de entender el marketing y la publicidad”, dice Torres.

El próximo 27 de junio, Susana Cereceda y Joaquín Torres se verán las caras en los juzgados y cerrarán uno de los numerosos episodios que han protagonizado en estos últimos meses. “Es la primera vez que yo me querello con un cliente. No he tenido ningún problema con un cliente en 16 años, y ahora lo tengo con mi cliente principal por su heredera”.

El arquitecto atendió a Vanitatiseste jueves en la presentación de Madrid AstraPool MAC, un sistema que supone toda una revolución en el control de la piscina a través de tu propio móvil. Lo hizo acompañado de la exnadadora Gemma Mengual. Torres está indignado con la situación en La Finca, una de las urbanizaciones más exclusivas de España, que desde que murió su adalid, Luis García Cereceda, ha ido perdiendo brío.

Este viernes se cumplen exactamente tres años desde que el multimillonario Luis García Cereceda falleciese después de luchar durante casi una década contra un tumor cerebral. Su legado sigue siendo a día de hoy razón de conflicto entre sus hijas, Susana y Yolanda Cereceda. Una lucha que ha provocado numerosos daños colaterales con nombre y apellidos. El más conocido, Joaquín Torres. El arquitecto tiene un potente aliado en su batalla contra Procisa, la empresa que gestiona La Finca, a la que acusa de adeudarle más de ocho millones de euros. Y es que la propia Yolanda Cereceda ha elegido el bando de Torres en la guerra que éste libra contra su propia hermana, Susana Cereceda. “Me ha ofrecido su casa para que me vaya a vivir con ella de forma gratuita como viví en una casa de su padre”, declara a Vanitatis el propio Joaquín Torres.