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El informe que desmonta la vida de Carmen Cervera
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El informe que desmonta la vida de Carmen Cervera

La baronesa ha viajado a Madrid con sus niñas y las ha llevado al museo Thyssen para que se empapen de cultura. Es la primera vez

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El informe que desmonta la vida de Carmen Cervera

La baronesa ha viajado a Madrid con sus niñas y las ha llevado al museo Thyssen para que se empapen de cultura. Es la primera vez que Tita Cervera organiza una visita de estas características y con los medios gráficos en la puerta para dejar constancia del cambio de actitud. Aunque en su día aseguró públicamente que sus hijas vivían en Villa Favorita y que acudían a una guardería en Lugano (Suiza), la realidad era otra. Sabina y Carmen están desde que nacieron instaladas en San Feliú, en lo que antes era la casita de invitados y bautizada después por su madre como pink house, por estar decorada, hasta las bombillas, de color de  rosa.

Carmen Cervera, que no da puntada sin hilo, quiere que sus niñas sean visibles, cuando hasta ahora era todo lo contrario. “Por su seguridad”, decía siempre que se la preguntaba la razón de que las gemelas no hicieran vida social con otros niños. Y mucho menos con sus sobrinos, los hijos de Borja y Blanca, que por edad deberían frecuentarlos mucho más. Pero la irreconciliable relación de Carmen con su nuera hace por el momento imposible estos encuentros infantiles.

Carmen sigue sin conocer al tercer nieto, Enzo, al que bautizarán dentro de unos días y a cuya fiesta posterior no ha sido invitada por ahora la baronesa. Seguramente tampoco iría, porque las últimas noticias referentes a los trabajos que solicitó a la agencia Método 3 y que publica esta semana Interviú no la dejan en buen lugar. Antes de que su hijo contrajera matrimonio con Blanca, Tita encargó una investigación para impedir la boda. Las conclusiones no tenían nada que ver con lo que esperaba. Según esos datos,  Blanca Cuesta no había montado ninguna empresa con sus hermanos y familiares utilizando el dinero de Borja, como había indicado Carmen en varias ocasiones. Blanca no declaraba a Hacienda porque no trabajaba y por lo tanto no tenía ingresos. Blanca utilizaba la Visa porque así lo quería su novio, que unos meses después se convertiría en marido.

En cambio, quien no salía bien parada de la investigación que solicitaron los hijos del barón a la misma agencia de detectives, años atrás, para intentar desacreditarla ante el reparto de la herencia, era ella. En esos documentos, la biografía edulcorada de la baronesa nada tenía que ver con la realidad, como confirma Interviú: “Dice que nació en La Diagonal, porque la calle Princesa está en un barrio malo de la ciudad (Barcelona). En 1963 fue a Lausanne como aupair de los hijos de Silvio Carlo René Triceri, no para estudiar como siempre dice ella”.  Y lo más llamativo es que se confirma la relación amorosa con Javier Báñez, profesor de karate de Borja, que siempre negó Tita y del que dice la investigación que “se aprovechó económicamente de su relación con la baronesa Thyssen. Ella le dio cien millones de pesetas”. Un dosier que demuestra que la vida da muchas vueltas y el pasado siempre vuelve.

La baronesa ha viajado a Madrid con sus niñas y las ha llevado al museo Thyssen para que se empapen de cultura. Es la primera vez que Tita Cervera organiza una visita de estas características y con los medios gráficos en la puerta para dejar constancia del cambio de actitud. Aunque en su día aseguró públicamente que sus hijas vivían en Villa Favorita y que acudían a una guardería en Lugano (Suiza), la realidad era otra. Sabina y Carmen están desde que nacieron instaladas en San Feliú, en lo que antes era la casita de invitados y bautizada después por su madre como pink house, por estar decorada, hasta las bombillas, de color de  rosa.