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Carlos Falcó: "He notado mucho la crisis"
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Carlos Falcó: "He notado mucho la crisis"

A sus 76 años Carlos Falcó no quiere ni oír hablar de jubilación. Ahora menos que nunca. Se encuentra promocionando su segundo libro

Foto: Carlos Falcó en una imagen de archivo (I.C.)
Carlos Falcó en una imagen de archivo (I.C.)

A sus 76 años el marqués de Griñón no quiere ni oír hablar de jubilación. Ahora menos que nunca. Aunque ha pasado una mala racha en los negocios, ahora sus productos no pueden ir mejor. “Acabamos de lanzarnos con el aceite de oliva y puedo decir que a día de hoy nos hemos quedado sin existencias”, dice orgulloso. Para él esa es la prueba inequívoca del éxito. Un éxito que ya conoce gracias a sus bodegas. Aunque fue un proceso lento, poco a poco, Carlos Falcó ha conseguido posicionarse dentro de este gremio.Eso sí, sufriendo la crisis económica que en España golpea con fuerza desde 2008. “He notado mucho la crisis y hace cinco años sólo tenía dos opciones: encogerme y despedir parte del personal, como han hecho en muchos sitios, o lanzarme al mercado exterior, y eso fue lo que hice, porque en esos añosen España no se vendía un vino de Toledo ni loco. Entonces aumenté mi mercado internacional. Viajé de un lado a otro hasta que en un año y medio se recuperó la situación de las bodegas”, dice Falcó, que instaló sus bodegas en Malpica de Tajo (Toledo) a pesar no haber ninguna otra en varios kilómetros a la redonda. En ese aspecto, la comarca le debe mucho ya que gracias a su éxito dos grandes empresas del sector se instalaron allí: los Osborney los González Díaz. Dos referentes.

Sus andaduras vinícolas comenzaron en los 80 cuando su vida estaba unida a la reina del papel cuché, Isabel Preysler, con la que tuvo a su hija Tamara. Poco tuvo que ver la filipina en su nueva aventura empresarial y menos aún cuando el marqués se dio cuenta del flaco favor que su mujer le hacía de cara a los negocios: “Isabel colaboró conmigo una vez en la presentación de unos vinos y entonces me di cuenta de que no dejaría que volviera a hacerlo nunca más [ríe].Sólo se habló de ella aquel día”. Carlos Falcó pronto supo que la presencia de la que era su mujer eclipsaba todo lo demás, fueron unos años en los que su vida privada se difundía más que la profesional.

Por suerte, la labor de Falcó y su familia ya se reconoce por sí sola. Sobre todo la de su hija Sandra, que se ha ganado el orgullo de su padre con su trabajo al frente de la empresa. “Ella forma parte de esa generación de mujeres trabajadoras que además han tenido la oportunidad de formarse fuera de España”, dice el que naciera en el Palacio de Dueñas. Desu hija Tamara, que se encarga de gestionar la fincaEl Rincón, dice que lo lleva muy bien y que sería capaz de compaginarlo con cualquier otro proyecto (la joven va a participar próximamente en un programa de televisión). A ella, que por sí misma es ya un personaje mediático, prefiere no dedicarle más minutos para centrarse en su labor empresarial, esa que se cultiva en vides.

Portada del último libro de Carlos FlacóTras los vinos vendría el aceite. Un nuevo proyecto que ocupa ahora al Marqués de Griñón a tiempo completo. Durante ocho años estuvo escribiendoOleum, la cultura del aceite de oliva, el libro que pretende ensalzar la importancia del “oro líquido” y que ha presentado recientemente amadrinado por Carmen Balcells. Ella, que como don Carlos no maneja en su vocabulario la palabra jubilación, ya le ha propuesto un nuevo reto: sus memorias, y él no parece disgustado con la propuesta. Pero, si con su último libro se ha tomado casi una década, ¿cuánto le llevará su autobiografía? “No es una regla de tres. Lo del aceite duró tanto porque nunca dejaba de aprender cosas nuevas que quería incorporar al libro. En el caso de mis memorias no sé lo que me llevará porque más que una autobiografía quiero tomármelo como quesoy un observador de lo que he vivido.He sido un privilegiado por rodearme de la gente de la que lo he hecho. Frank Sinatra, por ejemplo. Pero es un proyecto que no tengo pensado desarrollar a corto plazo”. Con la educación que le caracteriza, Falcó insinúa que no es momento de hablar de sus memorias y por ello decide zanjar el tema. Tiene otros más interesantes como que va a exportar su libro fuera de nuestras fronteras, algo que, sin duda, favorecería un producto tan castizo como el aceite en nuestro país. De hecho ya tiene un acuerdo con la editorial Random House Mondadori, el grupo de comunicación más grande de Europa. También tiene un proyecto pendiente. Se trata de un club de golf. “Eso es algo que tengo guardado en el frigorífico a la espera de que lleguen tiempos mejores”.

A sus 76 años el marqués de Griñón no quiere ni oír hablar de jubilación. Ahora menos que nunca. Aunque ha pasado una mala racha en los negocios, ahora sus productos no pueden ir mejor. “Acabamos de lanzarnos con el aceite de oliva y puedo decir que a día de hoy nos hemos quedado sin existencias”, dice orgulloso. Para él esa es la prueba inequívoca del éxito. Un éxito que ya conoce gracias a sus bodegas. Aunque fue un proceso lento, poco a poco, Carlos Falcó ha conseguido posicionarse dentro de este gremio.Eso sí, sufriendo la crisis económica que en España golpea con fuerza desde 2008. “He notado mucho la crisis y hace cinco años sólo tenía dos opciones: encogerme y despedir parte del personal, como han hecho en muchos sitios, o lanzarme al mercado exterior, y eso fue lo que hice, porque en esos añosen España no se vendía un vino de Toledo ni loco. Entonces aumenté mi mercado internacional. Viajé de un lado a otro hasta que en un año y medio se recuperó la situación de las bodegas”, dice Falcó, que instaló sus bodegas en Malpica de Tajo (Toledo) a pesar no haber ninguna otra en varios kilómetros a la redonda. En ese aspecto, la comarca le debe mucho ya que gracias a su éxito dos grandes empresas del sector se instalaron allí: los Osborney los González Díaz. Dos referentes.

Isabel Preysler