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Álvarez Cascos y María Porto: diez años de amor 'bajo sospecha'
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acudieron al polo para desmentir su crisis

Álvarez Cascos y María Porto: diez años de amor 'bajo sospecha'

El exministro y su mujer, María Porto, acudían al torneo de hípica de Gijón, zanjaban unos rumores de crisis que les han acompañado todo el año.

Foto: La pareja en Gijón (I. C)
La pareja en Gijón (I. C)

Se intuían divergencias, pero nadie las confirmó jamás. Cuando estos días Francisco Álvarez Cascos y su mujer, María Porto, acudían al torneo de hípica de Gijón, zanjaban unos rumores de crisis que les han acompañado durante casi todo el año. Pronto hará diez que están juntos; una década de discreción en la que no todo ha sido de color rosa. Fuentes de su entorno han narrado a Vanitatis las vicisitudes a las que se tuvieron que enfrentar nada más anunciarse su matrimonio. “El primer escollo fueron las fotografías que delataron que estaban juntos en la Navidad de 2003. Se conocían desde hacía tan poco tiempo que tanto él como ella se preguntaban quién pudo dar el chivatazo”, confiesa alguien cercano a la pareja, que vio como la prensa los descubría en Lanzarote y se publicaban ese mes las primeras fotografías de los dos haciendo patente una relación que hasta ese momento habían mantenido oculta. Pesaba mucho la, entonces, reciente ruptura de Cascos con una Gema Ruiz que, una vez divorciada, llegó a ser una pasajera ‘star’ de la televisión.

Tras la incómoda revelación, el siguiente paso en firme llegó tres años más tarde con una boda que, pese al noviazgo, a muchos les pareció precipitada, sobre todo a las familias de ambos, algo incrédulas sobre la relación. “Recuerdo una cena bastante complicada, antes de que se casasen, en la que era evidente que el padre de ella no acababa de saludarlo a él como un suegro saluda a un yerno”. La diferencia entre Cascos y Porto estaba, al parecer, en boca de todos los que los rodeaban por aquel entonces. Y las bocas no se cerraban ni siquiera en el propio enlace, que se celebró en la más estricta intimidad a finales de enero de 2006. Muchos comentaron las diferencias que había entre uno y otra. Porto, hija de Juan Antonio Porto, marxista convencido, que hasta inscribió a su hija en el Registro Civil llamándola de la Hoz justamente por su filiación política, no parecía a priori, la señora estándar para Cascos.

“Sabemos de al menos tres familiares que le dijeron a María que no se casase con él. No podían entender que una mujer como ella, marchante de arte, se casase con un político conservador”, aseguran. Sin embargo, la boda se produjo en contra de esos familiares consejeros. María, dicen, estaba tan enamorada como una adolescente e iba a hacer de su capa un sayo, quisiesen los suyos o no. “Tan apasionada estaba con la relación que le dio igual que algunos de sus íntimos se alejasen de ella a raíz de la misma. Y de hecho, lo hicieron. Su círculo antes de la boda no tiene nada que ver con el posterior”, comentan desde su entorno más cercano a Vanitatis. El precio de la amistad es, sin embargo, negado por otro miembro de su círculo cercano. “Muchos la hemos seguido viendo y seguimos haciendo vida con ella, aunque no seamos sus mejores amigos. Sí que es cierto que no se pasa la vida hablando de él y es lógico que no lo haga porque se la ha machacado mucho con el tema”.

Y, según ellos, ese es el hándicap que impide que acudan a más acontecimientos juntos. “Nunca han sido del todo aceptados como pareja. En primer lugar, porque Gema Ruiz quedó como una víctima de todo lo que ocurrió. En segundo, porque en el propio trabajo de ella hubo prejuicios también. Un día le llegaron a preguntar, de forma cruel, cuánto sabía Cascos de arte. La cara que puso ella ante tal pregunta lo decía todo…”. Por eso, no es de extrañar que, una vez pasados los años, se cerniese sobre ellos la alargada sombra de una crisis. Este punto lo aclaró la propia María Porto hace unos meses a Vanitatis, asegurando, de forma clara y concisa: “Es mentira que nos queramos separar, estamos mejor que nunca. Francisco es el hombre de mi vida. Espero morirme a su lado”.

Se intuían divergencias, pero nadie las confirmó jamás. Cuando estos días Francisco Álvarez Cascos y su mujer, María Porto, acudían al torneo de hípica de Gijón, zanjaban unos rumores de crisis que les han acompañado durante casi todo el año. Pronto hará diez que están juntos; una década de discreción en la que no todo ha sido de color rosa. Fuentes de su entorno han narrado a Vanitatis las vicisitudes a las que se tuvieron que enfrentar nada más anunciarse su matrimonio. “El primer escollo fueron las fotografías que delataron que estaban juntos en la Navidad de 2003. Se conocían desde hacía tan poco tiempo que tanto él como ella se preguntaban quién pudo dar el chivatazo”, confiesa alguien cercano a la pareja, que vio como la prensa los descubría en Lanzarote y se publicaban ese mes las primeras fotografías de los dos haciendo patente una relación que hasta ese momento habían mantenido oculta. Pesaba mucho la, entonces, reciente ruptura de Cascos con una Gema Ruiz que, una vez divorciada, llegó a ser una pasajera ‘star’ de la televisión.

Francisco Álvarez Cascos Gema Ruiz
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