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Beatriz de Orleans: "En España, como en todas partes, hay una larga lista de paletas"
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presenta un nuevo libro sobre el lujo

Beatriz de Orleans: "En España, como en todas partes, hay una larga lista de paletas"

Creer en el lujo o no creer. Beatriz de Orleans aboga firmemente por él y lanza un nuevo libro en el que relata numerosas 'experiencias de lujo'

Creer en el lujo o no creer. Beatriz de Orleans aboga firmemente por él. Sin embargo, también piensa que detrás del lujo hay miles de puestos de trabajo y que la palabra no va desligada de otra fundamental: inteligencia. Por eso, el lugar elegido para quedar con ella no puede ser otro que el Café del Espejo, emblemático y elegante lugar de la capital donde se hace más fácil hablar de fragancias, telas como el cachemire, o antiguas fábricas de azúcar que Orleans, noble dama de las de siempre pero con un punto de modernidad, nos habla de Disfruta de una experiencia de lujo. El libro es una guía con cien propuestas de suntuosidad en el que tampoco falta el ingrediente fundamental de esta mujer de ojos sonrientes e invariable acento francés: el sentido del humor. “Me preguntan por Letizia dos veces al día”, asegura resignada cuando la cuestiónversa sobre la Familia Real. “Yo la quiero muchísimo pero no hablo nada sobre ella”, matiza.

Portada del libro 'Disfruta de una experiencia de lujo'Beatriz Pasquier de Franclieu, hija del conde Bruno, emparentó con la Casa de Orleans cuando se casó, allá por 1967, con Miguel de Orleans. A él lo enviaron a España y lo que en principio era una estancia de tres años se acabó convirtiendo en un romance con un país del que ella sigue enamorada. Sus razones para justificar el enamoramiento no son muy diferentes a las de muchos otros extranjeros, pero las de ella suenan sinceras: “La calidad de vida que tiene España no la tiene ningún sitio, sobre todo Andalucía. Tenemos una casa en San Pedro de Alcántara y cuando paseábamos por otras ciudades como Granada veíamos a la típica abuela, a los niños en los parques. Eso ya no existe en casi ningún sitio; esa alegría de vivir. En París todo es más agresivo. Vosotros vais cuatro días de turismo allí y os parece muy bonito”. Las calles llenas de jóvenes tomándose una copa o ese carácter bullicioso que parece reivindicar convertirían a Beatriz de Orleans en la insólita pero genial compañera de una Chus Lampreave que anuncia embutidos. Así de divertida y de moderna es, aunque ella diga lo contrario: “No me veo moderna sino adaptada a los tiempos que me ha tocado vivir”, asegura.

Beatriz de Orleans, retratada por Dani OceansModerna fue cuando no se divorció de su marido tras una civilizada separación en 1994. “¿Para qué divorciarse? ¿Para qué sirve? No tengo ninguna gana de casarme otra vez y me imagino que mi marido tampoco. Si uno de los dos se quisiera casar nos divorciaríamos. Generalmente los divorcios son problemas de dinero. Si eres civilizado no tienes que pasar por todo el tinglado de un divorcio”. Si algo tiene claro esta mujer que fue una niña que perdió a su padre en la Segunda Guerra Mundial a los tres años (“¡Después de Robespierre, que mató a muchos de nuestros abuelos y bisabuelos, llegaron los alemanes!”, dice entre risas al tratar el tema) es que su vida ha sido afortunada y no puede quejarse, algo que estaba prohibido en su casa. “Si te duele la cabeza, te tomas una aspirina y te callas. Si enseñas a un niño a no quejarse, se acaba olvidando del problema”, asegura.

Si de algo vale quejarse es de los tenues intentos de elegancia de su “larga lista de paletas que hay aquí, como las hay en todas partes”, aunque se resiste a dar nombres. Sí da, por ejemplo, los de Naty Abascal y otras tantas que le parecen "muy elegantes". “Lo peor de la anti elegancia es el total look: la gente que se viste todo de Dior, de Chanel…eso es no tener gusto. Una mujer que está en la playa llena de joyas y maquillada como un árbol de Navidad, no puede ser elegante. Hay mucha gente multimillonaria que viste de forma espantosa”, dice entre dientes. Y, aunque no diga nombres, sonada fue la polémica que protagonizó cuando alzó la voz contra Victoria Beckham y sus inclasificables modelitos en el momento en el que la posh spice vivía en nuestro país. “Había llegado a una tienda diciendo que la tenían que cerrar para ella. Además había tratado muy mal a los empleados, como si fuesen basura. Eso me chocó. Me choca la gente que tiene cierto poder y lo utilizan para humillar a los demás”. La pregunta es inevitable, ¿le parece mal el clasismo? “No me gusta la gente que humilla a los demás”, responde.

Beatriz de Orleans, retratada por Dani OceansSu libro, desde luego, contiene experiencias al alcance de muchos bolsillos. “Es una guía de los cien sitios en Europa que me han parecido más interesantes. Por supuesto no incluyo museos conocidos sino sitios insólitos que se salen de lo común. Digo cuál es la mejor puesta de sol de Europa, el mejor queso, etc etc…Es un lujo intelectual e insólito. Hay cosas que valen caras pero otras que no valen nada, como el de la puesta de sol”. Sin embargo, aquellos con cierto poder adquisitivo podrán saber cómo alojarse en casas construidas en árboles o saber dónde se fabrican calcetines de cachemira con tu nombre. Y todo elaborado por una mujer que no se avergüenza de su buena suerte, que cree que su vida ha sido “fenomenal” y que se confiesa partidaria de los arreglos estéticos. “Simplemente me hago un trampantojo, solo me hago pequeñas cosas que yo creo que engañan poco”, asegura entre risas esta mujer de noble cuna y sentido del humor típicamente español y al alcance de todas las clases sociales, por muy Orleans que sea.

Creer en el lujo o no creer. Beatriz de Orleans aboga firmemente por él. Sin embargo, también piensa que detrás del lujo hay miles de puestos de trabajo y que la palabra no va desligada de otra fundamental: inteligencia. Por eso, el lugar elegido para quedar con ella no puede ser otro que el Café del Espejo, emblemático y elegante lugar de la capital donde se hace más fácil hablar de fragancias, telas como el cachemire, o antiguas fábricas de azúcar que Orleans, noble dama de las de siempre pero con un punto de modernidad, nos habla de Disfruta de una experiencia de lujo. El libro es una guía con cien propuestas de suntuosidad en el que tampoco falta el ingrediente fundamental de esta mujer de ojos sonrientes e invariable acento francés: el sentido del humor. “Me preguntan por Letizia dos veces al día”, asegura resignada cuando la cuestiónversa sobre la Familia Real. “Yo la quiero muchísimo pero no hablo nada sobre ella”, matiza.

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